Aníbal firma la compra de los terrenos sin valor que le recomendaron Amador y Olga. Acto seguido, el presidente municipal se lo comunica a su socia y ambos deciden irse del pueblo con el dinero. Sin embargo, no todo saldrá como esperan. El empresario encuentra unos mensajes comprometidos en el móvil de su amante y descubre el plan, frustrando por completo su huida.

Por otro lado, Uriel pide perdón a Alejandra y le reafirma su amor. La pareja decide darse una nueva oportunidad, pero no todo será feliz, ya que a las horas, Sergio se ve obligado a comunicarles que el hijo que esperan puede estar enfermo.

Decidido a vengarse por la estafa que ha sufrido, Aníbal se cita con Amador para enfrentarlo sin sospechar que Carolina lo ha seguido. Esta, escondida, escucha toda la conversación y descubre los turbios negocios que hay entre ambos. Morales, para evitar que cuente la verdad, le propina un certero disparo en el pecho. Después, Otero, asustado por la situación, acude a su madre y con su ayuda abandonan el cuerpo a las afueras del pueblo.

Lejos de allí, Rodolfo recibe la noticia de que él y Alba van a ser padres. Furioso, se enfrenta a ella: “Soy estéril”. Tiempo después, la encuentra hablando con el padre Blas y, confirmando que son amantes, lo agrede.

Daniel comienza a preocuparse por la desaparición de su mujer, hasta que recibe una llamada. La han encontrado cerca del bosque y ahora está en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte. La familia corre a la clínica y Sergio les comunica una fatal noticia. “Ha sufrido un aborto y ella está muy grave, lo siento, pero no creo que se salve”, asegura con el rostro desencajado.

Ajena a todo, Isabel llora en su habitación por la separación de su amado. En ese momento aparece Arturo, que, incrédulo, descubre la relación que existe entre su hijo y su nuera. Horas más tarde, se trasladan al hospital. Daniel, que ha entrado a despedirse de su esposa, es testigo junto con Elisa de sus últimas palabras.”Carlos, él es...”, murmura para después fallecer. Al día siguiente, en su entierro, Otero jura vengarse del asesino.