Virginia se siente muy decepcionada con Enrique por haberle ocultado que todavía sigue casado y, aunque accede a perdonarlo, le aclara que no volverá con él hasta que haya firmado el divorcio.

Gracias a Armando y Pablo, Eva se entera de que Marlene planea meter droga en sus camiones y es ella quien tiende una trampa a su rival con ayuda de Marisol, J. J. y el propio Contreras.

Cuando Rebeca y Florentino se encuentran en el aparcamiento de Soler e Hijas, la policía los intercepta e impide que cumplan su cometido. La exconvicta consigue escapar, pero antes hiere mortalmente a su acompañante para asegurarse de que no hable y la delate.

Furiosa por el fracaso de su plan y porque la droga ha sido confiscada, Marlene cambia de estrategia y miente a Aristóbulo Cepeda, su socio, acusando a Soler de haber robado la cocaína. El mafioso, visiblemente molesto, ordena investigar a la ladrona. Mientras tanto, Soraya identifica a Florentino Infante como el asesino de Pancho

Intuyendo que su vida corre peligro, Armando se cita con Evencio y le da su testamento: “Si me ocurre algo, aquí dejo constancia de mi última voluntad”.

En casa de los Contreras, Diego comienza a sufrir convulsiones y Pablo lo lleva urgentemente al hospital. Muy preocupado, llama a Ana María para informarle justo cuando la doctora está con Eva. Esta, preocupada, visita al niño tratando de controlar la indudable atracción que todavía siente por el padre. “Aún la tengo clavada en el corazón”, confiesa él a Martín, aceptando que no la ha olvidado.

Ajena a esto y tras examinar a Diego, Granados descarta una meningitis, aunque aconseja dejarlo ingresado para seguir haciéndole algunas pruebas.

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