Cengiz no está dispuesto a renunciar de nuevo a su mujer. Por eso, tal y como hizo en el pasado, vuelve a traicionar a Ömer y se alía con su actual enemigo, Kenan. “Haré lo que me pidas, pero con una condición, que dejes que me acerque a Eysan y la reconquiste. La amo con todas mis fuerzas”, pide Atay.

Birkan no solo accede a las peticiones del ambicioso hombre, sino que organiza una boda entre ambos. Días después, los nuevos esposos juran que volverán a reconducir sus vidas e inician un gran negocio juntos.

Lejos de allí, Azad se encuentra muy preocupada por el estado de salud de su padre. La muchacha se apoya en Ali, que hace todo los posible para que vuelva a sonreír. Después de pasar un tiempo juntos, entre los dos empiezan a surgir unos bonitos sentimientos. “Gracias por estar a mi lado en cualquier momento y hacerme sentir parte de tu vida”, dice ella.

Por otro lado, Eysan decide llevar a Can con Mümtaz para protegerlo de las posibles consecuencias de su venganza. “No quiero que salga lastimado. Sé que esta guerra absurda la empecé yo, pero él no tiene que pagar por mí. Usted lo cuidará bien”, asegura temblorosa. El anciano accede, sin embargo, le hace una seria advertencia: “Si algo le ocurre al pequeño, tú serás la única responsable y cargarás con ese peso en tu conciencia para siempre”.

Meliha sigue destrozada tras la muerte de Mert. El terrible suceso ha trastornado los nervios de la anciana, que ha entrado en una fuerte depresión y ha comenzado a perder la razón. “Debemos preparar una cama, porque seguro que él llega pronto ¿verdad? Tiene que estar cómodo cuando entre por esa puerta”, comenta desvariando.

Ezel, que presencia la escena, jura hacer justicia. Horas después, empieza a investigar el presunto accidente y, viendo unas cintas de las cámaras de seguridad que grabaron el atropello, descubre que la persona que asesinó a su hermano es Serdar. El hombre queda destrozado ante tal hallazgo: “Ahora no tendré piedad con nadie. Todo el mundo sabrá quien soy yo”.