Eysan, que no sospecha que su esposo ha salido de la cárcel y espera vengarse, disfruta de su felicidad al lado de su amante. Sin embargo, su dicha durará muy poco.

Al día siguiente de reiterarle su amor a su exnovia, Bayraktar la cita en una azotea y realizan un ritual en el que se juran fidelidad eterna. Cuando llegan al apartamento del hombre, ella se sorprende al encontrar allí a Ramiz y Mert, que comienzan a insultarla.

Ezel finalmente decide hablar y le confiesa que el único motivo por el que se acercó a ella fue vengar a Ömer, aunque no le revela quién es en realidad. “Cada vez que te tocaba o te besaba lo que sentía era asco. Largo de aquí, no te amo y nunca lo haré. Ahora sentirás en carnes propias el dolor de la traición de un ser amado”, dice furioso antes de echarla de la estancia.

Ajeno a todo lo ocurrido, Ali, que ya conoce la identidad de su amigo, lucha por su vida después de ser atacado por los enemigos de Karaeski. Hasta la clínica en la que se encuentra llega Bahar, que le ofrece un trato: “Si tú te salvas, prometo que seguiré adelante on el tratamiento que necesito para recuperarme. Pero no me dejes sola, te lo pido”. El hombre acepta y le promete que hará lo posible por recuperarse.

Días más tarde, Eysan no puede soportar la culpabilidad que siente por sus actos del pasado y toma una drástica decisión. La joven se dirige a casa del matrimonio Uçar y pide a Mümtaz que se haga cargo de Can. “Pienso irme de aquí, no quiero que mi pequeño crezca bajo mi influencia y que se parezca a mí”, asegura. Meliha, que escucha toda la conversación, aprovecha un momento a solas con su marido y le pregunta si el niño es su nieto.“Es la única explicación que encuentro a tu cariño hacia él”, afirma. El anciano decide no ocultarle la verdad a su esposa y le confirma todas sus sospechas.