La investigación avanza y tras encontrar el vehículo de Estefanía abandonado en el campo y lleno de sangre, Celia interroga a las Juanas y a Sebastián. “Puede haber un doble móvil para el asesinato. Sebastián se casó por interés y así se quedaría con todo el dinero de su esposa, además de ser libre para estar con Juana Victoria”, razona la agente.

Leonora se gana la confianza de Adela y consigue que esta le cuente el verdadero motivo de su regreso a Mazatlán: “No amo a mi exesposo. Solo quiero que me dé hospedaje”. Sin tardar, se lo cuenta a Todoelmundo y Teresa, que buscan la manera de desenmascararla sin que Mundito sufra.

Juana Bárbara se enfrenta a la Güera en una pelea y se proclama vencedora con facilidad. No es su única alegría ya que Fernando le pide que sea su novia.

Una vez cotejadas las huellas de los principales sospechosos con las aparecidas en la escena del crimen, las autoridades detienen a Juana Victoria. Juan y Sebastián no pueden disimular su impotencia y prometen ayudarla a demostrar su inocencia.

Tony envía dinero a Adela para que pueda regresar a Estados Unidos y Mundito llora desconsolado al enterarse. “Aprendí a quererte y voy a echarte mucho de menos”, asegura. Sin embargo, la mujer se ha encariñado tanto con su hijo ue se arrepiente de su decisión y, para regocijo del pequeño, regresa a casa de Todoelmundo.

Por casualidad, Sebastián halla escondido en el baño un catéter con sangre de Estefanía. Aunque Carla se niega a admitirlo como prueba, él se convence de que está viva. Con ayuda de Juan, recaba información y llega hasta la pensión donde podría estar escondiendo.

Una vez allí, la joven lo sorprende por detrás y le da un golpe en la cabeza por lo que cae inconsciente al suelo. Luego, lo maniata. “Si me hubieras querido, jamás habría hecho esto”, le recrimina, pero antes de que acabe en desgracia, las Juanas y Leonora lo encuentran.

A la mañana siguiente, Estefanía decide entregarse a las autoridades y Juana Victoria queda en libertad. De manera detallada, narra cómo se sacaba sangre y que transfirió las huellas de su enemiga al arma homicida y abandonó el coche en mitad del campo. También pide a sus abogados que preparen los documentos para su divorcio y para anular el contrato prenupcial que firmó Sebastián. Darío se derrumba al saber lo ocurrido y tiene un tenso encuentro con ella en prisión: “Me duele que no hayas pensando en mí, no sabes cuánto te lloré. Quizá yo te convertí en este monstruo al hacerte creer que podrías lograr cualquier cosa que te propusieras”.

Ahora que ya es libre, Sebastián disfruta de una romántica velada con Juana Victoria y busca socios para relanzar el Media Luna. Jerome le ofrece su ayuda. Darío, por su parte, amenaza a Leonora con revelar su pasado: “Vas a cumplir todos mis deseos”. Así, la cita en un hotel y da aviso a Juan, que entra en cólera al verlos. “Me está chantajeando con haceros daño”, se excusa ella.

Lejos de allí, Teresa descubre que está embarazada y Todoelmundo la besa feliz.

Quienes también viven su mejor momento son Xavi y Margarita. En una romántica ceremonia celebrada en la playa y con todos los invitados vestidos de blanco, la pareja se jura amor eterno.

Gracias a una visión de Juana Soledad, Sebastián se cuela en casa de Ernesto Cifuentes y encuentra un pendrive con pruebas de todos los asesinatos que ha cometido Darío. De inmediato, las autoridades emiten una orden de aprehensión, pero el astuto empresario logra escapar.

Por su parte, Leonora no puede cargar más con la culpa de separar a su hijo de la mujer que ama y cita a los vecinos en la plaza del pueblo. “Juan Oropeza no es el padre de mi hijo. Es Jerome”, anuncia ante el estupor de los presentes. Sin dudar, el francés sale en su defensa: “No tuvimos relaciones. Fue concebido a través de una inseminación artificial”. El más dolido con esta confesión es Juan, que le pide tiempo a su todavía esposa.