Comenzó al lado de Salvador Sánchez y Chantal Andere en El noveno mandamiento en 2001 y, al año siguiente, Cómplices al rescate le abrió las puertas del mundo del espectáculo. En estos años, Geraldine ha pasado de ser una niña en la pequeña pantalla a afrontar sus rimeros papeles juveniles como el de la inocente novicia de Hijas de la una. Ahora, su mayor aspiración es seguir creciendo en lo que más le gusta y dar el salto al cine estadounidense.
¿En tu familia hay más artistas?
Mi abuelo es cantante y yo crecí con la música. Siempre fui muy habladora y me encantaba imitar y hacer shows en mi casa. Cuando vi un anuncio de la escuela infantil de Televisa, les pedí a mis padres que me apuntaran.
¿Y cómo se lo tomaron?
Mi madre decidió llevarme a un casting masivo y me seleccionaron. Su única condición era que no bajara las calificaciones en la escuela. Ella iba a buscar las tareas al colegio y me las traía para que yo estudiara. Me presentaba a los exámenes en sábados y domingos, que no grabábamos.
¿Y estudiaste una carrera?
Estoy a punto de terminar Ciencias de la Comunicación.
¿Qué tal te ves de monja?
Estoy encantada. Esta es una historia para toda la familia, donde abarcamos varias edades. Además, tenemos números musicales: actuar, cantar y bailar me parece increíble.
¿Cómo te preparaste para hacer ese personaje?
Fui a un convento dos días. Allí me explicaron que ingresas con 18 años, cuando terminas la preparatoria, porque se supone que ya puedes decidir: has vivido un poco y has recibido la llamada de Dios. Pero Juana Inés nace y crece ahí dentro; en este caso, no sabe nada de lo que pasa fuera.
¿Se llegará a enamorar?
Sí, claro. Tendrá un noviazgo con Mauricio (Mario Morán), pero tardará en llegar por mi situación. ario y yo nos entendimos muy bien y eso se transmite en la pantalla.
¿Qué tal la relación con tus compañeras, Michelle Renaud, Jade Fraser y Lore Graniewicz?
De maravilla. Nos ayudamos mucho y me cobijaron dentro y fuera del set. En la historia, ellas no se conocen y eso fue como en la vida real, pues tampoco nosotras habíamos coincidido. Lo curioso es que cada una nos parecemos a nuestro personaje.
Hacía tiempo que no trabajabas en Televisa, desde Mentir para vivir…
Sí, he regresado después de cuatro años con esta gran producción y con un papel importante. Lo he disfrutado mucho. En estos años he estado en Miami trabajando. Fue un cambio radical para mí, porque me tocó vivir sola, pero la experiencia me ha ayudado a crecer y he aprendido a valorar muchas cosas.
¿Por qué te mudaste?
Fui a Miami invitada en un programa matinal y, al salir, me pidieron que fuera a un casting porque necesitaban una actriz con mi perfil. Así fue como entré en Reina de corazones y me quedé un tiempo por allí.
¿Te gustan las novedades que has encontrado en Televisa?
Me parecen estupendas. Todos los cambios pasan por algo y siempre son para bien. Solo hay que adaptarse. Ahora hay gente de otras productoras y también de cine, de teatro… y eso enriquece el proyecto.
¿Fue difícil tu infancia al ser una niña actriz?
Al contrario. Es genial admirar a alguien, pero mucho más que te admiren a ti. Con 8 años yo no podía creer que las niñas sintieran eso por mí, y con 12, me tenían miedo porque había hecho de villana.
¿No echaste de menos jugar con tus amigos de pequeña?
Lo hacía y era más divertido. He crecido en el set de grabación. Podía hacer travesuras y mi madre no me regañaba porque era debido a mi papel de mala. Esto es mi vida, hago mi trabajo con mucho amor y quiero dedicarme a esta profesión siempre.
