En Ciudad de México vive Altagracia Sandoval, la Doña, con su marido, Felipe, su hermana, Regina, y su sobrina, Isabela. Cada noche, esta rica empresaria recuerda cómo hace veinte años sufrió junto a su familia el ataque de unos desalmados en el que sus padres y su novio fueron asesinados y ella violada por impedir que forzaran a su hermana.

Empeñada en vengarse de los hombres que la mataron en vida, Altagracia ha recabado información sobre ellos y los busca con denuedo. Además, guarda un secreto que tampoco olvida: fruto de la violación nació una niña de la que no ha querido saber nada. Se la entregó a Lázaro, el hombre a quien sedujo para arrebatarle su fortuna, según le aconsejó su tía Yesenia. Luego, apartó a ambos de su vida.

En un pueblo lejos de allí reside Mónica con Lázaro, a quien cree su padre. Cuando este empeora de su ya delicado estado de salud, lo lleva a la capital para que lo traten. Allí se aloja en casa de su amiga Lidia, que vive en el bloque de pisos de Jaime Aguirre y adonde acaba de regresar Saúl, su hijo abogado.

El joven quiere sacar a su padre de prisión, donde está debido a una acusación falsa de Altagracia pero Valeria Puertas, la jueza del caso, le pone muchas trabas. Por suerte para él, su amigo Lopecito trabaja con la magistrada.

Una noche unos delincuentes pagados por Sandoval llegan a la finca de Aguirre para destrozarla. Saúl logra frenar el ataque, pero no que Lázaro resulte golpeado. En el hospital donde ingresa para ser curado, los médicos descubren por fin qué enfermedad padece y su gravedad.

Desde la distancia, la Doña observa lo ocurrido, pero otro asunto le molestará más: Yesenia regresa a su vida para contarle que Mónica está en la ciudad.

A la mañana siguiente, la empresaria encuentra a Guillermo, uno de los individuos que la violó, y lo entierra vivo con ayuda de Braulio, a quien dice que ella misma se ocupará de Saúl. Días después se cita con él en su hacienda y lo recibe desnuda a lomos de su caballo…