Cuando Lidya está a punto de cruzar la frontera junto a otro grupo de indocumentados, aparecen varios hombres apuntándoles con un arma y los obligan a subirse a otro camión. Diego llega en ese instante y ataca a uno de los asaltantes para liberar a su amada. “Vine a recuperarte. No sabes la falta que me has hecho, te quiero”, declara él antes de besarla. Más tarde, la pareja se traslada a la casa que poseen los Padilla en Cuernavaca y se entregan a la pasión.

Atormentado por su pasado, Daniel intenta ahorcarse, pero la Doña lo evita y lo convence de que se mude a vivir con ella. “Nos llevará hasta Rafael. Pincha su teléfono”, ordena a Matamoros.

Pasadas unas semanas, Rafael prosigue su venganza y cuando Regina sale de su casa, la obliga a conducir hasta un retirado garaje. Allí le confiesa la verdad sobre la muerte de Felipe:“Yo apreté el gatillo, pero tu hermana lo planeó todo. Logró que no se detuvieran sus obras y que nadie supiera de los Monkeys”. La menor de las Sandoval se niega a creerlo, pero una vez que queda en libertad acude a la constructora para revisar las grabaciones de seguridad y comprueba que efectivamente el empresario estuvo reunido con Altagracia.

Por su parte, Braulio va a Cuernavaca en busca de un dinero que tiene escondido y se sorprende al encontrarse con Lidya y Diego. Este no duda en proteger a su novia con su propia vida, pero su padre no representa ningún riesgo pese a estar armado. “Perdóname, hijo, por todo el daño que te hice”, afirma lloroso el abogado. A su vez, Karen halla el cadáver de Elena desmembrado y Lopecito se siente culpable.

Saúl acude a visitar la casona que la Doña adquirió para ampliar la fundación y se molesta al ver que está acompañada por Daniel. “No me gusta que le des confianza”, asegura una vez a solas. Desconocen que Braulio y Rafael los vigilan y han colocado una carga de explosivos con el objetivo de acabar con su vida.

En un momento dado, los cimientos se derrumban y Aguirre resulta gravemente herido por proteger a la constructora. Ella, lo lleva a su cuarto secreto y llama a Lucio, un santero, para que lo salve. “Necesito amarrar a este hombre”, le pide también.

Ajena a esto, Mónica agradece a Adolfo por el romántico viaje que le ha regalado, pero se da cuenta de que nunca lo amará como a Saúl y rompe con él.

De nuevo, Rafael contacta con Regina y le da la dirección de la tumba de Orlando, su primer marido. “Altagracia te hizo crecer que te abandonó, pero ella lo envió a la cárcel”, añade Braulio.

Más tarde, el pérfido Cabral logra que los empleados desalojen la constructora por un simulacro de seísmo y entra en el despacho de la Doña, donde a punta de pistola la obliga a que confiese sus crímenes a los Monkeys y Felipe. Acto seguido, trata de saciar sus instintos más bajos como hizo veinte años atrás y la empresaria, desesperada por evitarlo, toma un abrecartas y lo degüella.

Matamoros llega en su ayuda, pero desconoce que sus exsocios habían instalado cámaras y Regina recibe un vídeo que prueba que su hermana es una asesina. No es el único infortunio para Sandoval ya que Mónica y Azucena descubren a Saúl en su cuarto secreto y se lo llevan.