Mónica y Azucena irrumpen en el cuarto secreto de Altagracia y se quedan perplejas al verla semidesnuda haciendo brujería a Saúl para tratar de tener su amor. “¿Qué es esto? ¡Eres el ser más horrible que he conocido en mi vida!”, grita la joven cuando descubre en las paredes fotos de sus abuelos y de todos los Monkeys.

Madre e hija inician una acalorada discusión que está a punto de llegar a las manos de no ser por la intervención de Regina. “Esto me ha mantenido viva todos estos años. No voy a permitirte que lo toques ni que te quedes con Saúl”, advierte la constructora a Hernández antes de que se marche.

Ya a solas, Regina muestra a Altagracia el vídeo donde degüella a Rafael y le reprocha que la separara de Orlando: “Eres una asesina. Por tu culpa mi hija se quedó huérfana”. La Doña trata de justificarse, pero es en vano y la menor de las Sandoval toma una drástica decisión: “Hasta hoy tuviste una hermana. Isabela y yo nos vamos de esta casa”.

Saúl regresa a la fundación y, tras escuchar el testimonio de Yuridia, decide acudir con Lopecito al burdel donde están explotando sexualmente a las mujeres, pero antes avisa a Jorge y Karen. Una vez allí, esta se niega a que su amigo se arriesgue a entrar solo y se haga pasar por un cliente, pero él insiste: “Espera veinte minutos y si no salgo, entra”.

Por una puerta trasera, Aguirre logra acceder al local y escoge a una de las chicas llamada Marilyn. “Sé que las tienen secuestradas y vine a ayudarlas. Yuridia me lo contó”, afirma. En la calle, Velarde y Justino esperan impacientes noticias cuando llegan Mónica y Leticia acompañadas de un cámara: “La gente tiene que enterarse de lo que sucede aquí”.

Como prometió, Regina recoge sus pertenencias y se traslada con Isabela a la vivienda de la joven Hernández. “Sé que te debo la vida y por eso no te denuncio. Todo lo que amas lo destruyes”, se despide de su hermana. Con dolor, Altagracia reconoce que no le falta razón: “Las quiero mucho y merecen ser felices lejos de mí”.

A la vez que Jorge se deshace de los miembros que vigilan las salidas y las mujeres corren a los coches de la policía , Saúl distrae a la madame. No cuenta con la llegada de Andrés, el líder de la red de trata de blancas, pero por suerte Karen entra a tiempo de evitar que dispare al abogado y Mónica embargada por la emoción se lanza a sus labios y le confiesa que ha roto con Adolfo.

Pasadas unas horas, Leticia edita en la redacción el material grabado para emitirlo en el noticiero y su jefe la visita por sorpresa: “No voy a decirte quién dio la orden ni por qué, pero nada de lo que hiciste va a salir. Estás despedida”. En comisaría, Karen corre la misma suerte y le pide a Jorge que se mantenga al margen: “Detrás de esta red hay alguien muy poderoso y lo quieren proteger”.

Altagracia descubre las cámaras que ha instalado Braulio en su oficina y lo reta a verse cara a cara. Al instante, el pérfido Padilla la telefonea y la cita enfrente del ministerio público. “No caigas en su trampa, quiere matarte”, le advierte Lucio.