Saúl va a ver a Altagracia para aclarar las cosas, pero ella muy dolida le pide que se vaya de su vida por haberla investigado. Más tarde, La Doña se presenta en la piscina donde Céspedes nada y al ver el tatuaje que confirma que es uno de los Monkeys, se suceden en su mente las imágenes del día que la violaron y mataron a su novio.

Ocultando la aversión que siente, ella le propone ir a un sitio más tranquilo para hablar de negocios y el coronel la lleva a su casa, donde la revisa para comprobar que no va armada. “Quiero que me surtas de un tipo de madera que está prohibida en México”, manifiesta, y aunque él se muestra reacio, termina aceptando al saber las ganancias.

Yesenia decide echar las cartas a Mónica y ve a varias personas que marcarán su vida: Adolfo, a quien identifica como un príncipe que la ama sinceramente, y otros tres hombres adultos: uno de ellos bueno y los otros despiadados. Mientras Daniel le ofrecerá su apoyo, Alejandro y Rafael harán todo por destruirla. Cuando la joven le pregunta por su madre, Sandoval tiene una visión terrorífica y le pide que no se acerque a ella: “Es una mala mujer. Nunca te ha querido”.

Azucena, por su parte, consigue contactar con Ximena y le reprocha que se marchara sin avisar. “Saúl ha rehecho su vida, pero si lo amas regresa y yo te ayudaré a recuperarlo”, sugiere.

Tras veinte años, y pese al pacto que habían hecho de no volver a verse, Alejandro se presenta en el despacho de Rafael y lo acusa de convencer a La Doña para que le tendiera una trampa con un negocio ilegal. Cabral lo niega y le exige que no revele los tratos que tuvieron en el pasado. Ajena a esto, Sandoval dice a Braulio que usará los vicios de cada uno de los Monkeys para matarlos: “Miguel cayó por su lujuria y Céspedes lo hará con las drogas”.

Tras besarse con Gabino, Mónica se da cuenta de que no siente nada por él y le deja claro que entre ellos no habrá nunca una relación amorosa. Él pierde los papeles y comienza a faltar el respeto a la joven a la vez que la zarandea por lo que varios clientes del bar donde se encuentran se ven obligados a intervenir.

Tampoco le van mejor las cosas a Lopecito ya que Valeria llora desconsolada después de entregarse a la pasión. Cansado de la situación, decide pedir el divorcio a Elena y ella se niega a dárselo.

Cerca de la constructora, Diego pasea con Lidya y justo cuando van a cruzar un semáforo en verde, un vehículo conducido por Emiliano irrumpe a toda velocidad y arrolla a la muchacha. Saúl, que estaba estacionado, y Gabino, que consigue coger la matrícula del coche antes de que se dé la fuga, acuden en su ayuda y llaman a una ambulancia.

De inmediato, la noticia se difunde en todos los medios y mientras que Leticia se altera al darse cuenta de que el coche es propiedad de su esposo, Emiliano se refugia en las drogas. De regreso a casa, Rafael promete a su hijo que hará todo lo posible para que no vaya a la cárcel y, con el apoyo de Altagracia, ofrece dinero a Domínguez para que testifique a favor del joven Cabral.