Cuando Altagracia está dando su discurso de apoyo a la labor de Renacer, irrumpen a gritos unas mujeres que ha sobornado Braulio para desprestigiar a Daniel: “¡Eres un sinvergüenza! Esta fundación es únicamente una fachada para tu red de prostitución”. Los periodistas piden explicaciones a un desconcertado Llamas, que sospecha que es la propia constructora la que está detrás del escándalo.

En prisión, Mónica ve como la Delegada da un navajazo a otra interna e interviene con arrojo para defenderla. “Si abres la boca vas a pasarlo muy mal”, amenaza la presa a Hernández cuando llegan las guardias a poner orden. Poco después, las chicas son trasladadas a la celda de castigo.

Tras revisar el ordenador de Valeria, Lopecito descubre que está a punto de abortar y se presenta en la clínica para impedirlo. Leticia, que está acompañando a su amiga, lo ve y coacciona a las enfermeras para que lo dejen entrar a quirófano. “No lo hagas, sería un error. Tú y yo podemos criar juntos a ese niño”, propone el joven.

Satisfecha, Cabral lleva a ambos a su despacho para que hablen tranquilos. “Este bebé es una bendición y voy a estar a tu lado aunque no sea mío. Tienes que separarte”, dice él. Ella le reitera su amor, pero le pide tiempo: “No es fácil. No me perdonaría que Braulio te hiciera algo. Ya no puedo vivir sin ti”.

Y no se equivoca, ya que de regreso a casa Padilla le reprocha sus continuas salidas y quiere obligarla a hacer el amor. Diego defiende a su madre y el abogado le propina un puñetazo.

Gracias a la investigación de Gabino, Rafael descubre que una de las hijas de los Sandoval no murió y fue a denunciar ante las autoridades una violación. “No quiero que veas más a Isabela”, exige a Emiliano. Más tarde, se reúne con Daniel y lo enfrenta por no cumplir con su trabajo: “Por tu culpa murieron Miguel y Céspedes. Los siguientes en la lista de Altagracia somos nosotros, así que tenemos que unirnos y buscar a Francisco Vega”.

Mientras, la constructora recibe los resultados de ADN que prueban que Braulio asesinó a Jaime y no duda en seducirlo para llevarlo a su casa. Allí, lo esposa a la cama y amenazándolo con un cuchillo le exige una explicación por su traición.

Ajeno a esto, Saúl visita a Mónica y al saber que está en la celda de castigo consigue una reunión con la directora para convencerla de que la saque de allí. Además, soborna a Pinedo para disfrutar de un encuentro con la joven y están a punto de hacer el amor.

También la Doña usa sus influencias y logra ver a Hernández: “Este es el lugar que te mereces. Tus mentiras no han podido borrar el amor que Saúl me tiene y muy pronto va a regresar a mi lado”.

Para tratar de hacer justicia por la muerte de Jaime, Ximena coloca cámaras en la habitación del hotel y cita a Braulio. Sin embargo, el abogado se percata de la trampa y, tras golpearla salvajemente, la asfixia hasta causarle la muerte. Con frialdad, descuartiza el cadáver y lo rocía con ácido en una bodega alejada de la ciudad para no dejar pruebas.

Llega el día del juicio de Mónica y Margarita y Aguirre consigue varios testigos que demuestran irregularidades en su detención. Valeria, la jueza encargada del caso, no tiene más remedio que dejarlas en libertad para furia de Altagracia. “Firmaste tu sentencia”, asegura Sandoval. Horas después se cumple su amenaza ya que Puertas es destituida.

Dispuesta a impedir la felicidad de la pareja, la Doña los sigue y al ver que visitan a Lázaro en el hospital se da cuenta de que Mónica es su hija. “Aun así no voy a dejar que se quede con mi hombre”, asegura a Yesenia. Más tarde, Hernández y Saúl se van juntos a casa y se entregan a la pasión por primera vez.