Tras saber que su padre fue un asesino y un violador, Emiliano sufre una fuerte crisis y Mónica intenta calmarlo sin éxito. Tampoco es capaz de encontrar consuelo en Isabela. “Confundí química con amor. Te quiero como amigo, ya no deseo ser más tu novia”, dice ella.

Desconsolado, el joven va a una fiesta y, tras beber y drogarse, coge su moto pese a las advertencias de sus amigos. Mientras conduce por una carretera de la ciudad, recibe una llamada de Rafael y, furioso, comienza a conducir a gran velocidad hasta que termina saliéndose y cayendo al vacío por un puente.

Lopecito cuenta a Saúl que vio a Hernández salir muy afectada del hospital y llega a la conclusión de que escuchó su conversación con la Doña. No se equivoca ya que, cerca de allí, la joven confiesa a Margarita que su noviazgo con el abogado ha terminado.
Altagracia se recupera favorablemente y planifica junto a Braulio y Matamoros su venganza contra Daniel. Además, la mujer revela que habló a Rafael de los Monkeys y de su hija, aunque sin dar el nombre, y que mató a Francisco. “Antes de hacerlo, le prometí que iba a hacer sufrir a su familia”, afirma. Por eso, Amalia es desalojada de su casa y le bloquean las cuentas bancarias.

Con la excusa de someterse a un tratamiento experimental, Adolfo va a buscar a Lázaro y lo lleva a la clínica. Allí, Mónica consigue unas muestras para realizar un test de ADN y se lleva una gran sorpresa al obtener los resultados. “No es tu padre biológico”, informa el doctor.

Leticia y Rafael reciben la trágica noticia del fallecimiento de Emiliano en un accidente de tráfico. Con la compañía de amigos y familiares, dan el último adiós a su hijo y el empresario jura vengarse de Hernández al creer que es la responsable de lo sucedido. “Quiero que la mates y se haga justicia”, encarga a Gabino.

Ajena a esto, la joven no deja de pensar en los resultados de las pruebas y contempla la posibilidad de que su madre engañara a su padre y que este desconozca la verdad. “Es mejor que no le digas nada por su enfermedad. Podría empeorar”, le pide Yesenia. Lo que no imaginan es que en ese momento Lázaro está reunido con Altagracia, que ya ha recibido el alta, y acepta una generosa suma de dinero a cambio de que mantenga a la joven alejada de ella y no le diga nunca que es su hija.

Más tarde, la constructora busca a Daniel e intenta seducirlo para que le confiese el nombre del quinto miembro de los Monkeys, pero él se resiste. Por el contrario, sí consigue que Llamas abra su corazón: “Me pasé la vida pensando en ti, necesitaba pedirte perdón por todo el dolor que te causé. Tu fuiste la única mujer importante en mi vida”.

Lejos de allí, Braulio no está dispuesto a permitir que Diego se case con Lidya y lleva a cabo un macabro plan para separarlos. Con el pretexto de acercar posturas, cita a la joven en un evento de la constructora celebrado en un hotel. Allí, la da una copa de champán a la que ha añadido escopolamina y luego la lleva a una habitación para abusar de ella.

El joven Padilla recibe un mensaje de su padre para que se reuna con ellos y, al llegar, se deja manipular por el abogado y rompe su noviazgo.

Con ayuda de Adolfo, Mónica investiga la identidad de su madre y descubre una constructora llamada Padilla que perteneció a Lázaro. Ambos, buscan a Valeria para que les confirme si Braulio ayudó a Sandoval a quitar la empresa a su padre y, pese a que ella se niega a hablar, Hernández ata cabos y se percata de que es hija de la poderosa empresaria.

Saúl aborda por la calle a Padilla y usa la violencia para saber dónde esconde su automóvil. Cuando está a punto de confesar, llega la policía y se lleva a Aguirre creyendo que es un delincuente.

También Mónica tiene problemas ya que mientras habla con Adolfo en el coche, Gabino se sube con una pistola y los obliga a dirigirse a un descampado. Allí, trata de llevar a cabo su plan para que parezca un crimen pasional. Pero en el forcejeo, Mendoza resulta herido y la joven huye.

Por desgracia, Gabino logra alcanzar a la joven y tras golpearla, la tira por un precipicio. Altagracia, alertada por Adolfo, llega para salvar a su hija, que es trasladada al hospital donde se debate entre la vida y la muerte. “¡Sé que fuiste violada hace veinte años!”, grita el policía antes de que la constructora le rocíe el cuerpo con gasolina y le prenda fuego.