Elsa no sabe cómo actuar tras la inesperada llegada de Corina y Mónica para reclamar su parte de la herencia por lo que Rodrigo decide regresar de la capital. “Hay una cláusula que impide vender esta hacienda”, comunica el joven y apoya a su madre para que siga dirigiendo Los Abedules. Solana, que no está dispuesta a renunciar a sus planes, se muestra arrepentida para que no la echen y propone colaborar en las tareas. “Voy a seducir a Villavicencio y cuando sea su esposa, lo despojare de toda su fortuna”, revela a la viuda de Hipólito una vez a solas.

Mientras, Aurora se esconde en el cementerio y llora frente a la tumba de su padre. Más tarde, Severo se percata de que han dejado flores a Anselmo y está seguro de que la única persona que lo ha podido hacer es su hija.

Al anochecer, Elsa acude al camposanto como cada año para conmemorar la muerte de su esposo. “Nadie sabe que en el fondo de mi corazón lucho para poder perdonarte algún día”, susurra entre lágrimas justo cuando Sánchez se cruza por delante y la mujer la confunde con un ánima en pena. Maximina y Altagracia se encargan de difundir lo sucedido por el pueblo: “Aurora está despertando a los muertos”.

Ajena a esto, la joven trata de huir para no crear problemas a Ponciano y mientras camina por el campo, Severo la aborda. Acto seguido, la golpea, la lleva a un sótano y la ata con cadenas para vengar el desprecio de Carmen.

Camilo se aprovecha del escándalo para publicitar El Huateque y anuncia un espectáculo de Sánchez. Rodrigo asiste junto a Luis, que está muy interesado en Mónica, y al comprobar que la bailarina no es su amada, sube al escenario y destapa el engaño.