Apolonia y el comandante Quiñones logran su sueño de contraer matrimonio y comparten su felicidad con Rafael, Chalo, Inés, Elsa y Jerónimo en una pequeña fiesta celebrada en El Recuerdo.

Pasados los meses, Aurora ve la recompensa a su esfuerzo en los estudios y aprueba con excelencia todas las materias. Mientras está recibiendo el reconocimiento de los profesores, comienza a sentir contracciones y tiene que ser traslada al hospital. Allí, tras varias horas de parto da a luz a un hermoso varón a quien llama Rodrigo. “Ojalá algún día pueda compartir esta emoción que siento con tu papá”, dice acurrucando al niño entre sus brazos.

Epifania reaparece en la vida de Elsa para pedirle ayuda pues su hija está muy grave. Sin dudar, la dueña de Los Abedules le tiende su mano y consigue que la pequeña sea atendida en el hospital. “Perdóname por todas las cosas malas que hice en el pasado. El orgullo y los celos me pudieron”, reconoce la sirvienta, que también hace las paces con Jerónimo. La expareja se muestra muy unida y Solana, al verlos, se siente desplazada y medita renunciar a su amado. “Su lugar está con su familia”, comenta a Rodrigo.

Mónica, por su parte, se desespera porque no consigue que Villavicencio la ame y planea quedarse embarazada. “¡Es una locura!”, afirma su marido que se niega a mantener relaciones con ella. Felipe también desaconseja a su amiga la idea ya que su organismo está dañado a causa de los brebajes de Macrina.

Aurora decide dejar Monterrey e instalarse de nuevo en El Salado para cumplir su sueño: montar un hospital en las tierras que pertenecían a Severo. Armando sigue a su lado con la esperanza de que algún día acepte su amor. Mónica no tarda en enterarse de su llegada y se pone hecha una furia al ver que ha sido madre.

No es el único inconveniente para la joven ya que descubre que Felipe está intentando deshacerse de ella y lo encara. “Podría matarte como hice con mi padrastro. Es mejor que no me tengas de enemiga, así que seguirás con la mentira de mi enfermedad”, manifiesta justo cuando Elsa entra en la habitación.

Desesperada, Mónica trata de evitar que la mujer la delate ante las autoridades y le propina un fuerte golpe en la cabeza. Acto seguido, la traslada al baño con ayuda de Moreno y trata de inyectarle una sustancia mortal, pero la inesperada llegada de Rodrigo lo impide. “Ha sufrido un accidente”, mienten. De inmediato, es trasladada al hospital, donde permanece inconsciente luchando por su vida.

Sánchez no tarda en llegar a La Mielera y al cruzarse con Solana decide revelarle que tiene un hijo de Villavicencio. Fuera de sí, esta muestra su verdadera personalidad y admite que su enfermedad es una farsa: “Te he odiado siempre y no voy a permitir que te quedes con Rodrigo”. Luego, duerme a la joven y la traslada hasta un barranco alejado del pueblo para que nadie pueda encontrarla.

Por suerte, Elsa reacciona y confiesa que Mónica es una asesina. Rodrigo llega a salvar a su amada y descubre que tiene un hijo. “Cásate conmigo”, dice él a la vez que se funden en un beso.

Boni sorprende a todos con su imagen y anuncia que sale con Luis. También Rafael encuentra la felicidad al lado de Nadia.

Ya recuperada, Elsa se da cuenta de que no puede vivir sin Jerónimo y, con la aprobación de Epifania, se comprometen.

Un año más tarde, Aurora cumple sus sueño de inaugurar el hospital El Salado y de vestirse de novia. Cuando está dándose los últimos retoques, Mónica aparece inesperadamente dispuesta a apuñalarla e inician un forcejeo. Rodrigo oye los gritos y evita una desgracia.

La pérfida Solana por fin es arrestada y cumple condena. Allí, una de las presas se dedica hacerle la vida imposible y la golpea hasta dejarla moribunda.

Ahora que ningún obstáculo los separa, Aurora y Rodrigo llegan juntos al altar y ante el padre Basilio y todos sus seres queridos se juran amor eterno.