Mónica finge ser amiga de Aurora para ganarse su confianza y la convence de que se quede a vivir en la capital, pero Rodrigo lo impide. “La gente no va a tardar en quererte cuando vean cómo eres realmente. Regresa conmigo a la hacienda”, le pide él después de entregarle de nuevo su cadena y las fotos de sus padres enmarcadas.

Xóchitl no tarda en difundir por el pueblo la llegada de Sánchez y las reacciones no se hacen esperar. Mientras que Elsa la acoge con cariño, las vecinas la reciben al grito de asesina y Macrina empieza a hacer brujería para destruirla.

Severo, por su parte, visita Los Abedules para ver a la joven, pero Rodrigo lo golpea y le prohíbe acercarse. “Nadie va a hacerte daño. Yo te protegeré”, promete cuando ella asevera que ha perdonado al pérfido hombre y no va a denunciarlo por secuestro.

En un arrebato, Onésimo se declara y le roba un beso a Apolonia: “No deseo una aventura sino compartir el resto de mi vida con usted. Es la mujer más maravillosa que ha pisado la tierra”. Sin embargo, estas palabras no ablandan a Ortega, que le responde dándole dos bofetadas.

Más tarde, tiene un enfrentamiento con Elsa durante una reunión de trabajo y salen a la luz los motivos de su enemistad. “Andrés te quiso mucho y tú fuiste la culpable de que buscara amor en otro lado. Eso pasa cuando una mujer hace de menos a su marido”, afirma la dueña de El Recuerdo.

Ajenos a esto, Aurora y Rodrigo regresan al lago donde iban de niños y pasan una hermosa velada recordando viejos tiempos y recolectando luciérnagas. De vuelta a casa, la joven comienza a sufrir los efectos de los polvos y perfumes que Macrina ha estado echando en su cuarto y asegura que Severo la vigila. Villavicencio no lo ve por ningún lado y teme que esté volviéndose loca.

Elsa también se preocupa y decide llevar a la chica de compras y a un centro de belleza. Con una imagen más refinada regresa a El Salado y la señora le aconseja que camine segura y orgullosa pese a las habladurías.

Ante la insistencia de Onésimo, Apolonia acaba admitiendo que no le es indiferente y Quiñones le envía ramos de flores para que se decida a darle una oportunidad. Las vecinas lo descubren y por un malentendido creen que es Epifanía la que está con el comisario. Lejos de allí, Ponciano intenta hacer ver a Gloria que Dionisio no es un hombre honrado ni un buen padre para Tobías, pero ella se niega a dejarlo.