Molesta porque Julieta le exigió hacer reformas en el piso y tras conocer que pretende convivir con su novio sin estar casada, Blanca dice a Robert que es mejor que se vayan a otro lugar: “Su novia y yo no nos entendemos y estarían más cómodos en otro alojamiento”.

Desde que se presentó en su casa, Imelda está convencida de que Julián es su nieto. “Dice la verdad. Se acuerda hasta de mis nanas”, insiste la anciana a su nuera, que prefiere ser mas cauta. La más radical de la familia Gómez es Ana. “Tiene toda la pinta de ser un estafador. Nada más llegar ha pedido dinero”, conjetura, aunque prefiere esperar al resultado del ADN.

Cansada de sentirse siempre en último lugar, Marisol da un paso al frente: “Prefiero estar sola que mal acompañada. Quiero el divorcio”, sorprende a Ignacio, que intenta frenarla y justificar su comportamiento.

Audifaz trata de mediar entre su cuñada y los nuevos inquilinos y así no escuchar sus discusiones por el pasillo. De nada sirve pues un incidente pone más difícil su entendimiento. Blanca limpia la puerta de entrada cuando Julieta abre y le cae un cubo en la cabeza: “¡Lo has hecho aposta!”. Justo cuando va a contestar, la mujer recibe una llamada del laboratorio: “Los resultados de los análisis de Julián son negativos”. Al ver lo que le afecta, Robert la asiste. “Estoy bien. Lo que temo es contárselo a mi suegra”, se sincera llorosa.