Conmocionado aún con la muerte del candidato a la presidencia de Colombia Luis Carlos Galán, el país exige al Gobierno mano dura con los responsables. El jefe de la República promete dar con ellos y castigarlos en un implacable discurso y los principales periódicos culpan al cartel de Medellín.

Mientras tanto, en el Partido Liberal se plantean quién será el candidato en las próximas Elecciones presidenciales. El ambicioso Santorini quiere sacar provecho de la tensión imperante y sugiere evitar una consulta popular y presentar a alguien elegido entre ellos.

Las palabras del presidente enseguida se convierten en hechos y el Ejecutivo crea un grupo de élite entre la Policía y el Ejército comandado por el coronel Pavón. Él y sus hombres no tardan en poner contra las cuerdas al temido cartel interviniendo sus propiedades, interceptando sus avionetas y arrebatándoles numerosos alijos de droga.

Patricia se da cuenta de la complicada situación de su marido y Fabio le explica que él se lo buscó: “Pablo ordenó la muerte de Galán. Ese crimen ha sido el principio del fin, hermana, con él no solo se ha enfrentado a todo el país”. Prueba de ello es la multitud que se concentra en el funeral para despedir al político.

En el acto, Juan Manuel, el primogénito del fallecido, dedica un emotivo discurso a su progenitor tras el cual entrega a César Gaviria la bandera del partido. “Usted es la única persona que puede cumplir los deseos políticos de mi padre”, le dice dejando claro que debe ser el sucesor.

Escobar se muestra satisfecho cuando sus sicarios le confirman que el coche bomba que ordenó colocar en las inmediaciones de El Espectador ha destruido el edificio. El presidente del país visita a Ana María, la dueña del periódico, y tras ofrecerle sus condolencias le asegura que están haciendo todo lo posible para acabar con el cartel.

Mientras tanto, se produce un enconado enfrentamiento entre el patrón y algunos de sus socios, contrarios a solucionar el conflicto con las armas. Luego, Escobar ordena a Fabio que le consiga una cita con una famosa deportista. Cuando telefonea al entrenador, la llamada es rastreada por el grupo de élite…

No es el único éxito de la Policía. Gracias a un chivatazo, capturan a Evencio Díaz, quien disparó a Galán. Sin embargo, el delator asegura después que mintió porque fue extorsionado por el coronel y sus hombres.

Tras el apasionado encuentro de Pablo con la deportista, Pavón lo espera a la salida para apresarlo. No lo logra, pero se produce un tiroteo entre sus agentes y los sicarios en el que muere Fabio. El coronel volverá a intentarlo en la fiesta de cumpleaños del narco.