Mientras su hija se recupera en el hospital, Escobar recibe una noticia que le pone de mal humor. El coche bomba que sus hombres han preparado para asesinar a un miembro del cartel de Cali no ha explotado. El hecho aumenta su deseo de venganza y ordena a los sicarios que permanezcan en la ciudad hasta rematar el trabajo.

Tampoco en Medellín ha logrado salirse con la suya el patrón. A través del mismo método ha ordenado eliminar al mayor Aristides, pero este sobrevive al atentado aunque pierde una pierna. Las autoridades se ponen enseguida a buscar sustituto.

Los tejemanejes de Pedregal acaban pasándole factura y es destituido por la policía. No duda entonces en contactar con Escobar para pedirle ayuda pero recibe una rotunda negativa por respuesta. Fuera de sí, el coronel decide cambiar de bando e ingresa en la nómina del cartel de Cali. Lo pagará muy caro… Al conocer ese movimiento, Pablo encarga a Marino y a Chili que lo eliminen. Estos lo sorprenden mientras pasea y lo abaten a tiros.

Luego llevan a cabo otro importante encargo: secuestrar a Andrés Pastrana, candidato a la Presidencia del país. Se cuelan en su casa de campo y lo obligan a acompañarlos ante Escobar. “Ha sido secuestrado por pertenecer a una familia con pasado político y su vida dependerá de la actuación de su padre”, le advierte el patrón.

Horas después, las autoridades lo encuentran en la finca donde lo han dejado atado a un árbol. La liberación de Pastrana se celebra por todo el país.

A los pocos días de ocupar el cargo dejado por Aristides, Quintana recibe la visita de Candonga. Se trata de uno de los hombres de Escobar, a quien ha enviado para corromper al nuevo comandante del estado de Antioquia pero este rechaza el soborno.

Patricia está desesperada porque su marido hace días que permanece desaparecido para evitar a la policía y ella no sabe qué responder a sus hijos cuando le preguntan por él.

Tras varias semanas analizando los pasos de Carlos Hoyos, los sicarios de Escobar por fin logran secuestrarlo. En el atentado, él es herido en una pierna y sus escoltas asesinados.

Quintana se topa con Chili en uno de los operativos policiales que organiza para encontrar al procurador, pero no lo reconoce como hombre de Escobar y lo deja tranquilo.