El Gobierno consigue, gracias a la intervención de Lopera, que Escobar acepte sus condiciones para empezar a negociar: liberar a 16 secuestrados y entregar los bienes y el dinero obtenidos con el narcotráfico. Además, firma un documento en el que se compromete a someterse a la justicia colombiana, tanto él como sus socios, si dejan de perseguir a sus familias y derogan la Ley de Extradición.

Lucio, comandante paramilitar y hermano de Miguel Moreno, está en contra del pacto y contacta con Niki para informarle del asunto y asegurarle de que se trata de una farsa del patrón con la que espera ganarse a la opinión pública: “El interlocutor es un infiltrado de Escobar”.

Realizada una exhaustiva investigación, la reportera publica los pormenores de la negociación justo cuando Pablo libera al hijo de Bedoya, el secretario de Gobierno y último rehén. El presidente de la República suspende entonces el acuerdo, lo que provoca la ira del capo, que retoma la guerra con más inquina: ofrece dos mil dólares por cada policía muerto y cinco mil si se trata de un agente del cuerpo de élite. La recompensa recrudece en pocos días la violencia en el país.

Después de convencer a Miguel de que ganarán la lucha si se libran de Escobar, Lucio urde un plan para asesinar al candidato presidencial de la izquierda, Bernardo Jaramillo. El crimen se produce en el aeropuerto de Bogotá y se lo atribuyen a Pablo, que se pone furioso pues se ha dado cuenta de lo que traman sus aliados y de que esta no será la única muerte de la que querrán acusarlo.

Mientras tanto, Santorini dice al patrón que la única vía para alcanzar la paz es cambiar la Constitución antes de que César Gaviria llegue a la presidencia, como pronostican todos los sondeos.

Tras acabar con Jaramillo, los Moreno colocan en su punto de mira a Diego Pizano, dirigente del movimiento político M-19. Escobar se entera y alerta a Peraza para demostrarle que no está detrás de los crímenes a políticos de izquierdas.

Con la intención de cobrar la jugosa recompensa, el policía Pineda elimina a sangre fría a uno de los miembros del cuerpo de élite. En él ingresa el hijo del general Pavón sin saber que Escobar ha puesto precio a la cabeza de su padre: cien mil dólares.
Pedro y los hermanos Motoa insisten a Pablo en que retome la negociación. Lejos de convencerlo, el patrón paga a Pineda a través de Chili para que acabe con Pavón, pero este y el mayor Aguirre lo descubren y deciden utilizarlo para capturar al socio de Escobar. Por suerte, el infiltrado le avisa a tiempo y huye.

En pleno vuelo a Barranquilla, Diego Pizano muere acribillado a tiros por un sicario contratado por los paramilitares.