Coco, el sicario contratado por el cartel de Medellín para eliminar a Jairo Jiménez, siente que está cada vez más cerca de lograrlo. Y eso pese a la dificultad del encargo porque el coronel, consciente del peligro que corre, ha reforzado su seguridad y la de su familia.

Convencido del éxito de la operación, Escobar pone la mirada en otra víctima: Guillermo Cano, el editor de El Espectador. Sin embargo, la suerte no está de parte de los delincuentes y Coco muere de forma fortuita en un operativo montado para capturar a un extorsionista de la policía.

A la finca Nápoles llega Yesenia, la joven amante de Escobar. Este se molesta pues no ha sido invitada y su enfado aumenta cuando le comunica que espera un hijo suyo. Consciente del problema que se le avecina si su esposa se entera, le entrega dinero para que aborte, pero la chica no quiere pasar por ese trance. Entonces se compromete a ayudarla con la criatura que espera, pero la engaña y acaba durmiéndola para que le interrumpan el embarazo. Sí descubre lo ocurrido Enelia, su madre, que no duda en echarle en cara la lujuriosa vida que lleva y en presionarlo para que cambie.

No es el único mal de amores de Pablo. Regina ya no siente por él la fascinación del principio y le insinúa que deberían poner fin a su relación. “Si me abandonas, lo pagarás con tu vida”, le aclara.

Las amenazas a los magistrados de la Corte Suprema dan sus frutos y finalmente la Ley de Extradición es rechazada. Escobar y sus hombres respiran tranquilos pero para asegurarse de que no habrá marcha atrás envían un comunicado firmado por Los Extraditables donde reiteran su postura al Gobierno: “Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos”.

La muerte de Coco ha dejado un hueco en el cartel que ocupa Marino. Este descubre que Jorge es un informante de Jiménez y lo tortura. Luego, Pablo le hace creer que vuelve a confiar en él y lo lleva a la reunión que tiene en Guaviare con el señor Crisanto.

El capataz quiere que el patrón elimine a un periodista de El Espectador que investiga el negocio del narcotráfico en la zona. Jorge pone al corriente a los militares, pero tiene que matar al reportero. Mientras, el coronel vuelve a librarse de la muerte al cambiar la ruta habitual donde lo esperaban Chili y Topo…