Desde el piso donde permanece escondido, Escobar se inquieta porque cada vez está más aislado: Los Pepes siguen pasando información al Bloque de Búsqueda, que poco a poco captura a sus hombres de confianza. Además, gracias a las recompensas que ofrece la policía, Kiko es capturado en Estados Unidos. Menos suerte tiene Caín, que muere mientras intentaba zafarse de unos agentes.

Tras los últimos acontecimientos y siguiendo el consejo de Pedro Motoa, Patricia contacta con su marido y le pide que se entregue porque teme por su vida y la de sus hijos, pero él le ordena abandonar el país con el resto de la familia. Sin embargo, cuando llega al aeropuerto no permiten salir a Daniela y a Emiliano de Colombia porque para ello deben estar presentes tanto la madre como el padre.

Peluche pacta su arresto con la policía como le ha pedido el patrón, a quien interesa tenerlo en prisión para negociar con el Gobierno. Pero el narco recibe una carta bomba enviada por Los Pepes que lo deja malherido. Gracias a ellos, el Bloque de Búsqueda acaba con El Topo y Candonga se entrega a las autoridades por temor a que la organización de los Moreno lo elimine.

Pablo reconoce a su esposa que se ha quedado solo y le comunica que se esconderá en la selva, donde creará un grupo guerrillero. Luego pide a su hijo que se ocupe de la familia: “Ahora eres el hombre de la casa”. Acto seguido, envía un comunicado donde afirma que se entregará si los suyos son acogidos en Alemania y se les da protección. Antes de recibir respuesta, su madre sufre un atentado.

Fuera de sí, el narco apremia al Gobierno, que monta una farsa para satisfacerlo pues envía a los Escobar al país sabiendo que serán rechazados aunque sí los protege a su regreso a Colombia.

El patrón logra pasar su 44 cumpleaños con su hermana y su madre. Esta le ruega entregarse “antes de que ocurra una tragedia”, pero él insiste en reorganizarse y seguir luchando. Días después, desesperado porque no tiene noticias de su familia, telefonea a Patricia. El Bloque de Búsqueda localiza su guarida tras rastrear la llamada. Pablo intenta escapar al saberse descubierto, pero es abatido a tiros en un tejado. Así moría en diciembre de 1993 en Medellín uno de los narcos más sanguinarios de todos los tiempos.