Gracias a la excelente campaña que está realizando Carlos Galán, todo apunta a que será el candidato liberal a la Presidencia de Colombia. Mientras saborea las mieles del éxito, un hecho le deja perplejo y preocupado. Por orden del general Peraza y sin que nadie se lo haya notificado, su grupo de escoltas ha sido cambiado.

Conscientes del peligro que corren, Juan Guillermo y Fernando Cano, los hijos del difunto director de El Espectador, viajan al extranjero para ponerse a salvo. Aun así, Ana María, la madre, continúa preocupada por ellos y por la seguridad en el periódico.

Tras negarse a colaborar con el cartel de Medellín, el coronel Quintana recibe una carta que le aconseja que se marche de la ciudad y lo amenaza de muerte.

Horas después, Chili y Marino activan el coche bomba dirigido al militar pero se equivocan de vehículo y es Antonio Roldán, gobernador de Antioquia, quien muere. Escobar enfurece mientras Quintana, que sabe que él era objetivo.

A Galán también le llega un mensaje intimidatorio: o se retira de las elecciones o morirá. Mientras el sicario contratado por Mariachi cierra el precio por acabar con el político, alguien llama por teléfono a su nuevo apartamento y le recuerda la amenaza.

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