De madrugada, Resat Yasaran y Münir salen esposados de la mansión familiar después de que el juzgado dicte una orden de detención contra él. Mientras Perihan ha denunciado el cruel chantaje que le hicieron al fallecido Turaner Alagoz, Kerim y Kadir han conseguido unas grabaciones en las que Mustafá, en estado crítico, los llama pidiendo ayuda.

Fatmagül observa la escena, pero ni siquiera eso logra sacarle una sonrisa. No puede olvidar los angustiosos momentos que vivió durante su secuestro y se muestra muy decaída, por lo que sufre un retroceso en su terapia con la psicóloga.

Escondidos en una pensión, Erdogan y Selim se enteran a través de las noticias de lo sucedido con su familia y se apresuran a buscar la manera de salir del país. “Los siguientes somos nosotros”, temen. Además, consiguen un teléfono para llamar a su familia usando diferentes ubicaciones y así despistar a la policía.

La salud de Mustafá no mejora, sigue con fiebre, sudando en exceso y sus cuidadores se preocupan. Por si fuera poco, tiene continuos delirios con Fatmagül.

Lejos de allí, Asu despierta sobresaltada cuando lanzan una piedra contra una de las ventanas de la casa. Al asomarse, descubre que ha sido uno de los secuaces de su todavía marido y Sami trata de tranquilizarla: “A mi lado nadie te hará daño. Voy a protegerte”.

Por su condición de abogado y falta de pruebas, el juez decide dejar en libertad provisional a Münir. En cambio, Resat sí permanecerá en prisión hasta que se celebre el juicio dentro de un mes. Allí, comparte celda con un periodista y este le deja claro que no quiere tener ninguna relación con él: “No me hables. Sé la clase de persona que eres, estás metido en cosas muy turbias”.

Fahrettin y Kerim no cesan en su empeño de dar con el paraderos de Mustafá y una pista les lleva a los dos jóvenes que ayudaron en un principio al prófugo. Con su testimonio, llegan a la casa de la campesina que está curándolo y avisan a la policía.

Sin embargo, para ese entonces el hombre ya no se encuentra allí. Otros campesinos lo llevan escondido en un coche, pero ante el peligro de ser descubiertos, deciden dejarlo abandonado en mitad de un bosque. “Tenía un arma y por miedo lo acogí en mi casa”, se justifica la anciana durante el interrogatorio.

Horas después, hallan a Mustafá y, debido a su estado, lo llevan al hospital. Kerim y Fatmagül se alegran al conocer la noticia. En una delicada operación, los médicos logran salvar su vida.

Kerim da un romántico paseo con su esposa Erdogan y Selim contactan con una mujer que les promete sacarlos del país por vía marítima. Además, el primero recibe la llamada de su madre sin saber que su móvil está pinchado. “Münir está en libertad y planea culparte de todo”, le advierte.

Por si fuera poco, anuncian en los telediarios que Mustafá ha sido detenido y una vez que se recupere será juzgado. Tras los últimos acontecimientos, Asu sigue muy intranquila. “Debes cuidarte por el bien de tu bebé”, le recomienda Sami. También le comenta que podrían pedir ayuda a Kadir.

La estancia de Resat en la cárcel cada día es más dura y en una visita Münir le asegura que está haciendo todo lo posible por sacarlo de allí. “Más te vale porque de lo contrario, te hundirás conmigo”, le amenaza el empresario.

La prensa nuevamente se agolpa a las puertas de la casa de Fatmagül y la acosa con numerosas preguntas. Kerim pierde la paciencia y sale a enfrentarlos. Al anochecer, la pareja sale a dar un paseo agarrada de la mano. “Estoy segura de lo que siento por ti. Quiero formar una familia contigo y ser feliz”, declara ella antes de fundirse en un romántico beso. Pasados unos días, Mustafá se recupera por completo y se prepara para escuchar su sentencia.

En la pasillos, Asu habla con Fatmagül y le pide que cuide de su hijo si le llega a pasar algo. Entre tanto, Erdogan y Selim siguen esperando que venga a buscarlos la mujer que va a sacarlos del país. Los nervios empiezan a pasar factura y ambos tienen una brutal pelea. “Arruinaste mi vida. Voy a matarte”, asegura el hijo de Resat a su primo.