Mientras la policía intenta en vano sonsacar a Mustafá información sobre su macabro plan, Fahrettin, Kadir y los guardaespaldas que han contratado para la boda se mantienen atentos a cualquier movimiento con el objetivo de que Kerim y Fatmagül vivan un día inolvidable y lleno de felicidad.

El secuaz, que está infiltrado entre los camareros, huye por el patio trasero del jardín al sentirse acorralado, pero termina siendo detenido. Una vez en comisaría, se niega a declarar: “¡Soy inocente! No he recibido dinero de Nalcali, no lo conozco”.

Por si no fuera suficiente con la venganza de Lale, Ender también culmina la suya y las autoridades embargan todas las propiedades a Resat. El hombre no soporta que lo desahucien y sufre un paro cardíaco. De inmediato, es trasladado al hospital y Perihan, que llora desesperada, no se separa un instante de él.

Münir recomienda a Selim que no regrese a Turquía Fatmagül y Kerim están más felices que nunca y el banquete se alarga hasta entrada la madrugada. Junto a Ebe Nine, Kadir, Fahrettin y Deniz cantan, bailan y cortan su pastel de bodas. Resat, por su parte, sufre una fuerte crisis y permanece en estado crítico. “Prepárense para lo peor. De hecho, aunque obreviva, lo más seguro es que le queden secuelas”, afirman los médicos.

Terminada la fiesta, Fatmagül y Kerim se dirigen a su nueva casa para comenzar su vida de casados. Después de varios minutos de silencios incómodos, se acercan dispuestos a intimar por primera vez, pero se reabren viejas heridas que parecían cerradas. “Si no te hubiera señalado… todo pasó por mi culpa. No puedo perdonarme aunque tú ya lo hayas hecho”, asegura Ilgaz con lágrimas en los ojos. Su esposa se muestra comprensiva y con un tono dulce le pide que no se lamente por el pasado: “La vida está llena de lecciones”. Y surte efecto, ya que por fin consuman.

En ese mismo momento, Mustafá sale de los tribunales e intenta escapar de los guardias que lo custodian. Como se niega a rendirse, estos abren fuego y el pérfido Nalcali recibe tres tiros por la espalda. Cuando los servicios de emergencia llegan, solo pueden certificar su muerte.

En casa de la familia Ketenci no tardan en recibir la noticia y quedan impactados. “Fatmagül tiene derecho a saberlo. Ellos vivieron muchas cosas juntos”, asegura con malicia Mukaddes. Ebe Nine se enfrenta a ella y la esposa de Rahmi termina haciéndose la víctima como siempre: “Nadie me quiere. Si te molesto en esta casa, solo tienes que decírmelo”.

También Asu permanece ajena a las últimos acontecimientos y da a luz a un precioso niño al que llama Murat. Sami la acompaña incondicionalmente y cumple con todas las tradiciones: le regala chocolates y una diadema roja para que esté protegida.

Cerca de allí, Resat se encuentra estable y Perihan entra a verlo. “La zona cerebral del habla sufrió daños”, le advierten antes los médicos. A su vez, Münir telefonea a Selim para pedirle que siga escondido en Grecia: “Debes tener paciencia. Aquí las cosas están muy complicadas: Erdogan está en la cárcel y se niega a declarar, perdimos el control de la compañía, embargaron la casa y tu padre está en el hospital”.

Tras su noche de bodas, los miedos se apoderan de Fatmagül y Kerim por lo que son incapaces de entablar una conversación o pasar tiempo juntos. La muerte de Mustafá sigue generando reacciones. Meltem se queda de piedra y Asu rompe en llanto al enterarse por una imprudencia de Serdar.

Por otro lado, Deniz hace planes conjuntos con Mehmet y Emre sin darse cuenta de que ambos están enfrentados por conquistar su corazón.