Cuando Mustafá tiene todo listo para huir, llama a Asu por teléfono para despedirse y ella le cuenta que Halide está muy grave: “Sufrió un fallo en uno de los riñones al escuchar que eres sospechoso de disparar a Kerim”. A sabiendas de que la policía lo espera en el hospital, aborta sus planes y se presenta allí para despedirse de su madre.

Cerca de allí, Kerim se recupera y agradece a su amada Fatmagül que no se haya separado de él. Fahrettin Ilgaz, que ha regresado de Australia, también se preocupa por su hijo y le jura que encontrará al culpable de la agresión: “Voy a hacer justicia”. La policía interroga a Mustafá, pero él mantiene que es inocente: “Estuve tres días en Ismir con un amigo. Regresé cuando supe lo que le pasó a mi madre”. Asu corrobora su versión a pesar de que sabe que sí es el autor del disparo y el hombre queda en libertad. Para ese entonces Halide ya ha fallecido y queda desolado cuando recibe la noticia. “Ya no tengo nada más que perder. Eres hombre muerto, Kerim”, murmura.

Los Yasaran están muy preocupados por Resat ya que tras la venta de su compañía está sumido en una profunda depresión y pasa la mayor parte de su tiempo bebiendo en un bar. Ni siquiera su inseparable Münir puede animarlo con las últimos acontecimientos. “Quiero olvidarme de quien soy y de todo lo que me rodea. Hace un año que perdí la paz”, sentencia el empresario.

Dispuesto a terminar su venganza, Mustafá se cuela en la habitación de Kerim: “Arruinaste mi vida y jamás te lo perdonaré. Mi madre murió creyendo que era un asesino”. Sin embargo, Fahrettin lo sorprende y, en medio de una fuerte disputa, le promete que lo encerrará en prisión. Fatmagül llega alertada por los gritos y antes de que los miembros de seguridad se lo lleven, su expareja le reprocha con los ojos inundados de lágrimas que él también es una víctima: “Gracias a vosotros ya no tengo a mis padres. Estoy completamente solo”.

Al enterarse de lo sucedido, Mukaddes defiende a Mustafá diciendo que aún ama a Fatmagül y que si no fuera por lo que pasó, estaría casada con él y no disfrutaría de tantas comodidades. “Estaría dispuesta a dar todo lo que tengo por revertir cualquier segundo de aquella noche”, responde la joven muy dolida.

La policía interroga al amigo de Mustafá, quien ante la presión confiesa sus mentiras y este es llamado a declarar de nuevo. No obstante, sale airoso con una historia preparada por Asu. Fahrettin se pone furioso cuando le informan de que el caso está cerrado y que el culpable es un cazador que ha aparecido muerto.
No todo son malas noticias ya que Kerim recibe el alta y Fatmagül lo sorprende al enseñarle una tela que compró para confeccionar su propio vestido de novia. “Una vez que termine, nos casaremos”, confirma. Además, le regala un anillo de compromiso pues había perdido el suyo. Pasados unos días, todos se preparan para lucir radiantes en el matrimonio de Ebe Nine y Kadir.

En un sencilla ceremonia civil, la pareja se da el “sí, quiero” y Fatmagül y Kerim, que ejercen de testigos, los felicitan antes de que se vayan de luna de miel. Aprovechando que están solos, celebran por primera vez el día de San Valentín. Kerim regala a Fatmagül un cachorro y disfrutan de una velada en el restaurante. Cuando regresan a casa, se funden en un apasionado beso