Mientras prepara la comida en casa, Fatmagül escucha las noticias y se entera de que Mustafá ha muerto. De la impresión se le cae un plato al suelo y las lágrimas empiezan a brotar de sus ojos justo cuando llega Kerim, que también ha conocido la noticias gracias al periódico, y le entrega una última carta que dejó su exnovio. “Si esto llega a tus manos significa que me he rendido. Odio no poder retroceder el tiempo para permanecer a tu lado… Perdí todo cuando te fuiste y ahora ya no tengo motivos para vivir. Es hora de que salga de tu vida. Elegiste a Kerim y yo elegí a la muerte. Te amo”, son algunas de las frases que lee.

Poco después, el matrimonio mantiene una sincera conversación y terminan discutiendo por la falta de confianza de él: “Vi cómo guardaste otros de sus escritos debajo de la cama”. Llena de rabia, la mujer acusa a Mukaddes y no duda en abalanzarse sobre ella cuando llega a visitarla junto a Rahmi, Ebe Nine y Kadir. “¡Mala persona! Aléjate de mí, no quiero verte en mi vida”, grita.

Los días en prisión comienzan a hacer mella en Erdogan y sufre alucinaciones con el fantasma de su padre, quien le exige que diga toda la verdad en su confesión firmada: “Todo esto comenzó por la ira que sientes hacia Resat”.

Ramo de flores en mano, Kerim se presenta en casa para pedirle perdón a Fatmagül, pero para su sorpresa su mujer lo espera con una romántica cena. “No habrá más dudas entre nosotros”, prometen antes de sellar su reconciliación con un beso.

Por su parte, Mukaddes sigue indignada y recoge sus pertenencias: “Siempre soy la culpable de todo. No me quedaré en un lugar donde nadie me quiere”. Rahmi, por primera vez, muestra su carácter y se niega a acatar sus exigencias: “Ahora decido yo, de lo contrario no tendré piedad contigo y haré que vayas a la cárcel”.

A la entrada de un restaurante, Meltem tiene un pequeño percance con zapato y gracias a eso se reencuentra con un antiguo amigo. La atracción entre ellos es innegable y con solo un par de citas, se ilusionan. “No me hace falta más para darme cuenta de que te amo”, declara él.

Pese a lo que había dicho, Rahmi alquila una casa para vivir con Mukaddes y sus dos hijos: “Vamos a dejar de causarle más problemas a mi hermana”. Una vez instalados allí, la señora conoce a su nueva vecina y no puede evitar sentir celos de la cercanía que tiene con su esposo, más aún cuando le propone ser su asistente administrativo. Asu va al restaurante de Fatmagül para contarle que va a viajar a Alemania e iniciar el proceso de divorcio de su primer marido. “Estaré aquí cuando empiece el juicio”, la tranquiliza.

No es la única visita. Resat Yasaran llega dispuesto a pedir perdón: “Me arrepiento tanto. Ya estoy pagando por mis errores”. No obstante, se le escapa una frase que deja ver que no es del todo sincero: “No puedo ser condenado en estas condiciones…”. Furiosa, Ebe Nine lo echa de allí. A su vez, Münir prepara su huida tras lograr una gran suma de dinero.