Después de su extradición a Estambul, Erdogan se niega a declarar ante las autoridades y pide reunirse con Münir, su abogado. “Si tú te inculpas de todo, el caso no será tratado como crimen organizado y la sentencia será reducida”, trata de persuadirle este. Y añade: “A cambio, cuando salgas tendrás mucho dinero y una vida nueva”. Sin embargo, el hijo de Hilmiye no acepta y dice que guardará silencio hasta que no capturen a Selim.

Precisamente, el joven Yasaran permanece atento a todas las noticias escondido junto a Ayce en una cabaña y temiendo que los siguientes en caer sean ellos. “Los turcos del yate nos reconocieron y avisaron a la policía. Debemos irnos de la isla”, asevera ella.

Fatmagül descubre que Mukaddes ha estado contestando a las cartas que Mustafá envía desde la cárcel y mantiene un duro enfrentamiento con ella. “Perdóname. Lo hice de buena fe para que dejara de molestar y así evitar que Kerim y tú discutierais”, se excusa. De todas formas, Kadir y Ebe Nine desconfían de su sinceridad y creen que actuó movida por los celos.

La venganza de Lale surte efecto y Resat llora desconsolado al quedar en bancarrota. “Hoy si sientes la derrota porque te han arrebatado tu dinero y tu poder. En cambio, careces de cualidades como respeto y honestidad pues trataste de tapar el desastre que tu hijo causó”, le desprecia Ender. Fuera de sí, el empresario se desquita con Perihan y trata de ahorcarla: “Todo me pasa a mí. ¡Maldita! Me traicionaste”. Por suerte, Hilmiye lo evita.

Cada vez queda menos para su boda y tanto Fatmagül como Kerim no pueden disimular sus nervios, pero también ilusión. A través de una videollamada, cuentan a Deniz y a su madre cómo van los preparativos. Ayce recibe una llamada del abogado de su padre: “Ya ha arreglado todo para que la policía no te inculpe y necesita verte. Selim no puede enterarse”.

Intencionadamente, Ebe Nine arroja el libro de familia de Fatmagül y Kerim a un charco de barro. “¡Ay, qué pena! Debéis ir a renovarlo”, se disculpa. Sin más remedio, la pareja acude a una oficina y en las nuevas fotografías irradian felicidad.

Mientras montan la habitación del niño, Samin sorprende a Asu con una propuesta: “No quiero ser su tío sino su padre. Cásate conmigo. Si me dejas los protegeré a los dos”. La mujer se queda desconcertada y es incapaz de responder. Mientras, en prisión, Mustafá paga para tener un móvil.