Una vez terminada su terapia con la psicóloga, Fatmagül sale y entra Kerim. En ese momento, llega a la sala de espera Mustafá y aprovechando que la joven está sola, la amenaza con una pistola para que lo acompañe: “Si gritas pondré una bala en la cabeza de tu esposo. Solo quiero hablar contigo”. Sin embargo, cuando llegan al parking él la seda y se la lleva en su coche.

Horas más tarde, Fatmagül se despierta en una fábrica abandonada y ante el comportamiento obsesivo de Mustafá llora desconsolada. Él le reprocha:“Me hiciste tanto daño al casarte con Kerim… Cometí un error, pero ya nada volverá a separarnos ni siquiera la muerte”. Lejos de allí, el joven no tarda en descubrir la suerte que ha corrido su esposa y, totalmente fuera de sí, va a comisaría a denunciar junto a Kadir.

Las primeras investigaciones señalan a los Yasarán ya que el vehículo que usó Mustafá para huir estaba a su nombre. La policía se los lleva para interrogarlos, pero ellos niegan saber nada. “¡Desgraciados! Voy a acabar con vosotros”, los golpea cuando se cruza con ellos. Tampoco Asu aporta ningún dato aunque sí confiesa por fin todos los delitos del malvado Mustafá.

Justo en el momento en el que las autoridades logran dar con la señal del teléfono de Fatmagül, Mustafá se dispone a arrojar el coche por un precipicio junto a las pertenencias de esta. Cuando llegan allí, todos creen que está muerta y Kerim se desespera. Sin embargo, Asu le da una esperanza:“Creo que puede estar en una antigua fábrica de zapatos cercana a Riva. Allí, los Yasarán lo mantuvieron encerrado para castigarlo. Por favor, ten cuidado”.

Ajeno a esto, Mustafá apunta con una pistola a Fatmagül y entre lágrimas le da un ultimátum: “Está en tus manos que salgamos juntos de aquí. Lo único que quiero es escuchar que me amas tanto como yo a ti”. Acto seguido, sale en busca de una cabina para llamar a Kerim sin saber que este ya se encuentra en la fábrica.

Tras desatar a su mujer, huye con ella a toda prisa, pero el pérfido Nalcali los ve y comienza a disparar. Kerim, que lleva un hacha, se la lanza para conseguir desarmarlo y ambos comienzan una violenta pelea. Mustafá se impone y está a punto de deshacerse de su rival, pero Fatmagül coge el arma del suelo y lo apunta. No obstante, es Fahrettin quien aparece por sorpresa y le da un tiro en la espalda.

Cuando la policía llega ya es demasiado tarde ya que Mustafá ha huido. A duras penas, el hombre camina por la calle y ofrece dinero a dos chicos para que lo ayuden. Entre tanto, Fatmagül regresa a casa todos la abrazan muy emocionados. A solas con Ebe Nine se desahoga: “Fue una pesadilla.Pensé que iba a morir”.

Ante los últimos acontecimientos, Selim y Erdogan temen volver a la cárcel y quieren huir. “Eso sería admitir vuestra culpabilidad. ¿Para que serviría todo lo que hemos hecho?”, cuestiona Münir. Sin embargo, ambos se mantienen firmes y, de madrugada, abandonan la mansión familiar.

No se equivocan ya que las autoridades dictan una orden de aprehensión contra Resat Yasarán y su abogado. Kerim y Kadir los acusan de llevarse a la fuerza a Asu de casa de Sami y Perihan desvela todo sobre la estafa que perpetraron contra Turaner. Por si fuera poco, oyen cuando Mustafá, que está en estado crítico, los llama pidiendo ayuda.