Tras la agria pelea que tuvieron, Esteban envía un ramo de rosas a Sandra declarándole su amor y Teresa lo ve. Cuando llega a la oficina en busca de explicaciones, la secretaria no sabe cómo reaccionar y asegura que Rosario es la amante del abogado. Sin embargo, no tarda en retractarse cuando Alejandro interviene. “Lo siento, fue una equivocación”, balbucea llorosa antes de salir corriendo.

Más tarde, Montalbán se reúne con su socio y le ordena que despida a Sandra. Esta, fuera de sí, busca a Teresa y le revela que es la amante de su esposo: “Estoy enamorada de un hombre que prometió divorciarse para casarse conmigo. No solo le he dado amor sino también…”. Justo cuando está a punto de decir que tienen un hijo, llega Esteban y lo impide.

A espaldas de Regina, Griselda va a casa de Magdalena para advertirle de la relación de su hija: “Su novio es Alejandro Montalbán”. Desasosegada, la mujer se culpa por haber regresado a Estados Unidos y el padre Bernardo le aconseja que hable cuanto antes a Rosario de su pasado.

También Caridad se lleva una desagradable sorpresa cuando Guillermo, su gran amor, irrumpe en la lavandería donde trabaja. “Perdóname por haberos abandonado. Quiero recuperar a nuestro hijo”, asegura, pero la mujer lo rechaza. De la misma manera reacciona Nacho, que busca consuelo en Barbie. “Me estoy enamorando de ella y tengo miedo de que me deje cuando descubra mis mentiras”, confiesa a Felipe en un alarde de sinceridad.

Sandra está decidida a luchar por Esteban y le cuenta a Teresa que tienen un hijo en común. De vuelta a casa, la mujer exige el divorcio al abogado, pero este logra que le dé otra oportunidad con falsas promesas de amor: “Nunca voy a alejarme de ti”.

Magdalena, por su parte, se presenta en la oficina de Alejandro para revelarle que Rosario es la hija que tuvo con Marcos Miranda, pero en el último momento se siente incapaz. “Tuve un niño”, miente. Ajena a esto, la joven Pérez forcejea con Jerónimo, que se ha colado en su casa para violarla por orden de Priscila. Por suerte, Nacho y Cecilia oyen sus gritos y lo evitan.