Por casualidad, Alejandro va a buscar unos documentos al escritorio de Ofilia y encuentra las transcripciones y la invitación de Rosario al cumpleaños de Barbie. “Yo solo obedecía órdenes de Priscila. Ella quería conseguir que despidieras a esa jovencita”, se excusa la secretaria. Aun así, no consigue apaciguar a Montalbán, que insiste en despedirla, pero Pérez lo evita. “Será suspendida de empleo y sueldo dos semanas”, dice zanjando el asunto.

Más tarde, el abogado encara a su prometida. “¡Odio a Rosario!”, grita fuera de sí ella. La discusión va subiendo de intensidad y Alejandro decide poner fin a su relación: “Se acabó. Estoy cansado de tus locuras”. Priscila no acepta la decisión y entre lloros asegura que no puede vivir sin su amor. De hecho, de regreso a casa se toma un bote de pastillas.

Barbie está cada vez más ilusionada con Rodrigo y se niega a oír las advertencias de Sully: “Ese tipo no es sincero. Voy a averiguar qué oculta”. Por eso, decide ir al consultorio del psicólogo.

Esteban sale al anochecer y Teresa lo sigue convencida de que está engañándola. Sin embargo, asiste a una cena de negocios y ella se disculpa por desconfiar. Días más tarde, el abogado vuelve a irse y esta vez sí se encuentra con su amante. “Llevas dos años prometiéndolo y estoy cansada. Tienes que divorciarte ya. Quiero que seamos una familia feliz con nuestro hijo”, exige Sandra.

En el bufete, Montalbán y Rosario tienen un acercamiento y él acaba besándola. “Al fin he encontrado una mujer que, con su dulzura y comprensión, despierta en mí el deseo de amar incondicionalmente”, dice el abogado antes de que ella salga corriendo. A solas con Ceci, la joven confiesa que sus sentimientos son recíprocos.

Regina, por su parte, mantiene una fuerte discusión con Griselda al saber que le oculta información acerca de Magdalena y cae rodando por las escaleras. Por suerte, solo sufre una fractura en una pierna y Alejandro contrata a Ceci para que la cuide.

Allí, la joven enfermera conoce a Barbie y escucha una conversación de Priscila donde reconoce que su intento de suicidio fue una farsa para tratar de retener a Montalbán. De inmediato, se lo cuenta a su amiga Rosario y esta decide no renunciar a su trabajo y luchar por su amor.

Horas después va al bufete para darle la noticia a Alejandro, pero antes de que pueda hacerlo, él se declara nuevamente y se lanza a sus labios: “Te amo y sé que tú a mi también”. Priscila los sorprende y se pone hecha una furia.