Por casualidad, Priscila oye una conversación de Griselda con Magdalena y deduce que esta es la misma mujer con quien Alejandro estuvo prometido en el pasado. Por eso, va a enfrentarla. “Rosario no sabe mi historia. Por favor, no diga nada y deme tiempo para ser yo la que los separe”, suplica a la empresaria.

Sandra también está decidida a acabar con el matrimonio de Esteban y le pide a Teresa que vaya a su casa. “Ya no me gusta. Si sigo con ella es solo por el bienestar económico de nuestro hijo y sobre todo el mío”, afirma el abogado sin saber que su todavía esposa lo está escuchando desde un cuarto contiguo. Desconsolada al darse cuenta de que ha estado viviendo engañada, la mujer decide iniciar los trámites de divorcio.

Alejandro está cada vez más enamorado de Rosario y le propone organizar una cena sorpresa en casa de su madre para pedirle la mano. Sin embargo, cuando va a comprar el anillo de compromiso, Priscila lo aborda y le descubre una dolorosa verdad que cambiará su vida: “Magdalena y Marcos Miranda son los padres de Rosario. Es la hija de tu peor enemigo”.

Aturdido, el abogado acude a casa de su amada con la esperanza de que todo sea mentira, pero se encuentra cara a cara con Pérez. “Fui a tu oficina a decírtelo pero me faltó valor”, trata de justificarse la mujer mientras que él sale corriendo. Rosario, que estaba dándose los últimos retoques, no entiende qué sucede.

Ceci se sincera con su padre y reconoce que está perdidamente enamorada de Nacho. “Sé que jamás se fijará en mí”, se lamenta. Cerca de allí, Caridad se reúne con Guillermo para saber por qué regresó. “Me queda poco tiempo de vida y quiero que te hagas cargo de mi hija. Su madre también murió y si no, las autoridades se la llevarán”, le revela. La sorpresa es mayor cuando descubre que esa niña es Elenita.

Pasados unos días, Alejandro se encuentra con Rosario en la oficina y aunque su corazón la sigue amando, su mente le dice que debe odiarla. Por eso, rompe con ella: “Jamás debí haberte conocido”. Griselda sufre al ver la situación y exige a Regina que ponga fin a su engaño: “Miranda fue honrado. Sabes que era tu marido quien tenía negocios ilegales”.

Barbie no cede ante los chantajes de Cynthia y Elizabeth y con valentía renuncia a su corona como Chica Latina para apostar por su amor por Nacho.