Lola vive una pesadilla

Cuando Nacha está a punto de actuar como cebo para atrapar al violador, Miralles recibe un nuevo e inquietante mensaje en su móvil y Osorio decide detener el dispositivo.

No obstante, el agresor parece no temer la vigilancia policial y se prepara para asestar un fuerte golpe con Lola como objetivo.

Al descubrir que es con Rober con quien tiene que competir por Paty, Jairo le planta cara acusándole de ser un traidor.

Para colmo, el policía tiene un nuevo enfretamiento con su compañera y cuando Sergio media, lo empuja violentamente con tan mala fortuna que sufre una lesión.

Más tarde, se entera de que la pareja ha formalizado su relación y que el joven abogado ha interpuesto una denuncia en su contra por agresión.

Miguel y María disfrutan de una romántica velada en La Parra y terminan la noche en la habitación de hotel del inspector.

Sin embargo, a la mañana siguiente este adopta una extraña actitud y la hostelera se lleva una decepción al sentirse rechazada de nuevo.

El criminal envía a Miralles una foto de Lola inconsciente y toda la comisaría queda compungida.

De inmediato, los agentes see organizan para buscar a su compañera conscientes de que el tiempo corre en contra. Claudia y Elías hallan uno de sus zapatos y su teléfono tirados en la calle.

Gracias a su tenacidad, el abogado consigue que el empresario acepte su oferta de asesorarlo en el tema de los paraísos fiscales.

A su vez, el empresario comunica a Baptista que Juan, un musculado y simpático guardia de seguridad, lo ayudará a vigilar las timbas ilegales.

Finalmente, Lola aparece en comisaría algo desorientada: el criminal la durmió con cloroformo, la encerró en un sótano y allí la violó.

La conmoción por este suceso es enorme y sus compañeros hacen todo lo posible por reconfortarla. Hasta intentan convencerla para que se coja la baja.

Pero ella no está por la labor: “Quiero seguir en mi puesto para atrapar a ese miserable”, asegura ante el comisario, que sufre en silencio al verla en esas circunstancias.

Los esfuerzos por atrapar al agresor se intensifican y Osorio trabaja en la pista de un hombre que pudo tener que ver con los crímenes ocurridos hace diez años. Así, da con el paradero de Francisco Gutiérrez y se lleva a cabo un duro interrogatorio.

La policía lee las cartas que u madre mandó a Idiáquez a Estados Unidos y deduce que su amante era asiduo del bufete Ocaña.

Durante una cita con Eugenio, la camarera recibe insistentes llamadas en el móvil y tiene que dar explicaciones a su novio: “Es un exnovio al que no quiero volver a ver”.

Poco después, Óscar, un antiguo cliente de la época en la que ella se vio abocada a ejercer la prostitución, se presenta en La Parra.