El fin de una pesadilla

Gracias al aviso de Paty, Miralles y Antonio descubren que Olga ha sido secuestrada por el violador de la máscara.

Temerosa de lo que pueda ocurrirle a su hija, la inspectora organiza un operativo de urgencia para capturarlo.

El caso da un giro inesperado cuando consigue averiguar que se trata de Juan Abascal, el nuevo vigilante de Transportes Quintero.

Tras denunciar a Óscar, Salima recibe instrucciones por parte de Espe y Lola: “Necesitamos pruebas, así que vamos a tenderle una trampa y tú nos ayudarás”. Gracias a la colaboración de la joven, su excliente es arrestado.

Como agradecimiento a Jairo por haberse quedado en casa con su hermano, Quintero le obsequia con una pistola. Rober no tardará en encontrar el arma, pero prefiere mantenerse callado por el momento.

Al descubrir que el doctor Alba le mintió con la coartada de Quintero, Alicia señala a este  como principal sospechoso de la muerte de su madre y va a buscarlo para exigirle la verdad y acaba deteniéndolo.

Después de la tensión vivida, la camarera de La Parra recibe un ultimátum de Eugenio: “Piensa si quieres que sigamos juntos”. Desesperada, se desahoga con Espe y Lola que la convencen de que apueste por la relación.

La Policía confía en que Juan cometa un error y ese momento llega cuando se ve obligado a pedir ayuda a su madre.

Sin perder tiempo, varios agentes inician una operación de rescate a la que Ibarra insiste en sumarse sin saber que ella también acabará en poder del secuestrador.

Finalmente, acompaña a los policías en un complicado operativo en el que Miralles se enfrenta cara a cara con el violador de la máscara.

Por suerte y gracias a la rápida intervención de la policía, con Miralles al frente, las dos rehenes son liberadas sin sufrir daño alguno. Montse, muy tocada por lo ocurrido, se refugia en el cariño de Marcelino.

Cuando Bremón se entera de que Alicia ha detenido a Quintero de forma injustificada monta en cólera y amenaza con suspenderla: “Por acciones como esta puedes perder tu trabajo”.