Cada día, a las seis y media de la mañana, un coche de producción recoge a Juanjo Artero en su domicilio a las afueras de Madrid y lo lleva al plató de Servir y proteger, que se encuentra en la localidad de Fuenlabrada. En veinte minutos, el actor empieza su trepidante jornada laboral. En esta ocasión, a las puertas de las vacaciones, y con solo dos escenas que grabar, se hace llevadera.
Tras pasar por maquillaje, peluquería y vestuario, donde reina un ambiente excelente, así como en el resto de los departamentos y entre los actores protagonistas, a Artero solo le queda esperar para ponerse delante de las cámaras. “En la serie se hace una labor muy importante de producción y de dirección. Los equipos van por delante, por lo menos un mes, preparando guiones, casting y localizaciones”, dice.
Después de la lectura de guion, que se hace con el director del capítulo, Nacho Guilló, y los intérpretes, en esta ocasión Luisa Martín (Miralles) y dos actrices episódicas, y tras un pequeño ensayo en el lugar de la escena, llega el momento de la verdad: hacer una toma buena a la primera. Mai, ayudante de dirección, controla todos los detalles, así como los responsables de iluminación y de sonido. Todo el engranaje es perfecto.
Está muy satisfecho con su papel de Bremón: “Tirso Calero, creador de la serie, lo escribió para mí. Ahora me apetecía mucho volver a ser policía, tras mucho tiempo en la serie El comisario, aunque en el futuro me gustaría dirigir porque creo que ya tengo muchas cosas que aportar”, declara.
Y otra de las cosas que más le gusta de esta exitosa ficción policial es el peso que tienen las mujeres en la trama. “Me encanta que sean las protagonistas. Luisa Martín y Andrea del Río tienen un gran volumen de trabajo a diario”.
