Mientras intenta escapar, Sila se cruza con Cihan y se va con él creyendo que va a ayudarla. Ahora que la han encontrado ya no es necesario que Azad y Narin mueran por romper las ley y cuando los tres van de vuelta, Sila se da cuenta del engaño y aprovecha un descuido para lanzarse desde coche y salir corriendo de nuevo. Genco no duda en dispararle para detenerla, pero su hermano se interpone y es él quien recibe la bala. Por suerte, solo es leve.

De regreso en casa, Boran defiende a su esposa: “Yo le di permiso para salir”. Aun así, Sila se sigue mostrando distante y rebelde pues se niega a vestir según la tradición del clan. Kevser como castigo le da una bofetada y ordena tirar toda su ropa. “Si no sigues las reglas habrá sangre”, advierte Boran a la chica.

Erkan y Nese llegan a Mardin y aunque Celil y Bedar tratan de ocultar la suerte que ha corrido su hija, pronto lo descubren. “Está casada con Boran y no puede ir a ningún sitio sin él”, declara Firuz. Con dolor regresan a Estambul, pero no sin antes prometerle a Sila que van preparan un plan para rescatarla. Por desgracia, en mitad del trayecto sufren un accidente y mueren.

La joven queda rota al conocer la noticia y Boran la lleva al tanatorio para que se despida de ellos. En cambio, la prohíbe asistir al funeral pues Burhan y Esma la rechazan y no quiere que sufra más. “Aléjate de nosotros y no nos pidas ayuda. Ya no tienes familia”, aseguran estos.

Sin ganas de vivir, Sila se encierra en su habitación e ingiere un bote de somniferos, pero Boran la encuentra a tiempo de evitar una desgracia y la traslada al hospital. “Acepto mi cruel destino. Ahora te pertenezco”, asegura ella una vez que está recuperada. De esta manera, comienza a ver con otros ojos a su esposo y su elación mejora hasta que aparece Emre. “Tus padres te dejaron toda su fortuna. Voy a encontrar la manera de que seas libre”, comunica a su amada. Boran los ve y lleno de celos, amenaza con matar al joven si no se marcha. Por su parte, Celil y Bedar celebran que su hija sea dueña de una millonaria herencia.

Narin revela a Sila todo lo que ha sufrido Boran por la muerte de Yezda, su primera esposa, y ella se conmueve. Esa noche, el hombre, por consejo de su amigo bay, le hace un regalo y organiza una romántica cena para acercarse a su mujer. Y surte efecto ya que en un arrebato, Sila lo esa. Sin emabrgo, él se da cuenta de que ha bebido de más y la rechaza pues no quiere aprovechar la situación. “Todavía ama a Yezda”, se lamenta Özdemir.