A pesar de la crisis nerviosa que sufrió, Susana sigue maltratando a Vanessa y la amenaza con llevarla a un manicomio. En cambio, Prudencia sí se preocupa por su estado y la joven se anima a sincerarse: “No quiero que culpes a tu hijo. Él ha sido muy lindo conmigo y me ha dado todo su apoyo. Conocí a otro hombre del que me enamoré locamente y aunque las cosas no salieron como esperaba, no quería ser egoísta con Alberto y terminamos”.

Con el pretexto de convencer a su padre, Horacio Zamudio, para que lo ayude con su especialización, Lucrecia se acerca a Alberto y lo invita a cenar a su casa. “Estoy soltero”, confiesa él ante los coqueteos de la joven.

Marina, por su parte, se reúne con el doctor Ricardo Bazán y acepta que le realice unos exámenes con una condición: “Pagaré los gastos con trabajo. Puedo ayudarle en su casa o su consultorio”. Por suerte, recibe buenas noticias: “Tu malformación en la retina es operable”. Sin dudar, se pone en manos del médico con la esperanza de poder ver a su hijo y tanto Prudencia como Damiana la acompañan.

Horas más tarde, finaliza la operación con éxito y Marina descansa ajena al desagradable episodio que está a punto de vivir. Isauro, que no cesa en su empeño de obtener su amor, oculta su rostro bajo una máscara de compresión para quemaduras y se cuela en su habitación: “Me debes la vida. No soporto que quieras a Alberto después de que te despreció a ti y a tu hijo. Yo sí estoy dispuesto a darle mi apellido”. No contento con esto, trata de llevársela a la fuerza, pero ella grita pidiendo auxilio y una enfermera llega.

Susana se molesta con don Luis por su reconciliación con Prudencia y decide darle celos con Edson Olivares, un joven millonario que acaba de conocer. No tarda en lograr su objetivo ya que el hacendado le pide que sea su amante en exclusiva: “Sabré compensarte bien, siempre que tengas claro que soy un hombre casado”.

Asustada por las malas intenciones de Isauro, Marina acepta la ayuda de Ricardo y se instala en su casa. Allí, le quita las vendas y la joven comienza a llorar desconsolada al ver cosas extrañas. “Te irás acostumbrando a la luz”, la tranquiliza el doctor a la vez que le entrega objetos para que les vaya poniendo imagen.

Por orden de Zacarías, Margarito acude a arreglar una cerca y cae por un terraplén. No sabe que todo ha sido una trampa de su enemigo y don Luis se ofrece a pagar sus gastos médicos.

Lejos de allí, Edson conoce a Vanessa y queda prendado. “Tengo mucho dinero, pero me falta una mujer guapa y distinguida como ella para entrar en la alta sociedad”, dice a Susana. Por eso, la mujer empieza a presionar a su hija para que acepte casarse.

Encarnación, la madre de Bazán, se molesta con la presencia de Marina y le pregunta acerca de sus verdaderas intenciones. Incapaz de reprimir sus sentimientos por más tiempo, Lucrecia besa a Alberto y este le corresponde. “No quiero que nos precipitemos. Tengo que curar muchas heridas”, afirma él, aunque ante la insistencia de la hija de Zamudio acepta iniciar una relación.

Con el paso de los días, Marina va acostumbrándose a su nueva situación y se alegra al conocer por fin la cara de Damiana y Prudencia. Además, acepta trabajar como recepcionista en el consultorio del doctor Bazán.

Con la complicidad de Susana, Edson organiza una cena y entrega un anillo de compromiso a Vanessa: ”¿Quieres ser mi esposa? Voy a hacerte la mujer más feliz del mundo”. Obligada por las circunstancias, la chica acepta.

Anita, por su parte, se convierte en un apoyo para Paulino y le consigue trabajo en un bar.