Como venganza por el viaje que realizó a la capital con Alberto, Isauro revela a don Luis dónde puede encontrar a Marina y detalles de su relación. “La amo y no voy a permitir que me la quiten. Yo le salvé la vida, la he educado y protegido hasta que apareció su hijo”, dice con furia. De inmediato, el hacendado busca a Zacarías y le ordena que vaya a la cabaña de la joven: “Esa descarada vive en mis tierras y tú vas a hacerte cargo de correrla como un perro. Demuestra que mereces ser el nuevo capataz de La Añoranza”.

Margarito se escandaliza al saber que Paulino está enamorado de Vanessa y le suplica que se aleje de ella pues si los Ocaranza se enteran son capaces de matarlo. “Ella me corresponde y voy a luchar por nuestro amor”, responde tajante el joven.

Zacarías se presenta en la choza dispuesto a cumplir las órdenes de su patrón, pero aprovechando que Damiana está sola busca saciar sus instintos más bajos. “Siempre me has gustado”, le susurra. La partera opone resistencia y ambos comienzan un forcejeo que termina con ella inconsciente tendida en el suelo tras un golpe en la cabeza.

Poco después llega Marina y, alarmada al ver que su madre no le contesta, pide ayuda a Toribio para que traiga a su amado. No obstante, Isauro aparece oportunamente y le brinda asistencia médica. “Solo tiene una fuerte contusión. No corre peligro”, la tranquiliza.

Además, Sotero trata de sacar provecho de la situación y le ofrece su casa para que puedan resguardarse de las amenazas de Ocaranza. Ella acepta pese a que Toribio intenta persuadirla: “El doctor es mala persona”.

Ajeno a esto, Alberto mantiene un agria discusión con su padre cuando este le prohíbe estar con la joven Ríos pues no pertenece a su clase social y es invidente. “No voy a permitir que cometas un error. Yo controlo tu vida y si no estás de acuerdo, ¡vete!”, grita.

Susana no tarda en enterarse de lo sucedido y, desesperada ante la idea de perder la fortuna Ocaranza, idea un plan. “No puedes dejar que tu hijo se marche, así que muestra tu lado más humano y no perjudiques más a Marina. Solo será teatro”, convence de manera zalamera a don Luis. Por eso, el dueño de La Añoranza pide a Margarito que no siga con el desalojo: “Esperaré a que encuentren otro sitio donde vivir”.

No es la única preocupación para la ambiciosa señora ya que Paulino sigue buscando a Vanessa. “Aléjate de ella si no quieres poner en riesgo a toda tu familia”, lo amenaza.

Mientras Zacarías decide irse de La Añoranza por un tiempo para no levantar sospechas, Damiana empieza a recuperarse y balbucea algunas palabras. Alberto, por su parte, formaliza su relación con Marina y don Luis acepta recibirla en su hacienda.

Angustias se escama ante su repentino cambio de actitud y previene al joven médico: “Tu papá nunca antepone los sentimientos de los otros a los suyos”. No se equivoca ya que esa misma noche el patriarca de los Ocaranza busca cualquier ocasión para dejar en evidencia a la joven, pero ella sale airosa con su belleza y educación.

Tampoco Prudencia ve con buenos ojos su relación y convence a la invidente de que deje a su hijo. “No puedo ser tu novia. Jamás voy a adaptarme a tu mundo”, anuncia entre lágrimas a Alberto cuando se ven en el bosque.