Tiene 40 años y desde hace 18 reside en México, país que ya siente como el suyo propio. Ahí ha labrado su carrera como actor, se ha casado y se ha separado de la actriz mexicana Thanya López. Ahora, vive otro feliz noviazgo, esta vez junto a una argentina ajena al medio artístico, y se toma las cosas con calma mientras sigue disfrutando de su pasión -el teatro-, y de su trabajo en televisión.
¿Eres dulce como Ricardo?
Es la primera vez que hago un personaje así. Es casi un superhéroe, sin defectos…Comparto algunas características, como la bondad, la claridad y la congruencia, pero él es demasiado transparente y tiene una fuerza de voluntad sorprendente. Yo no tendría tanta paciencia, me retiraría antes, aunque creo que la persistencia es una gran virtud.
Sin tu mirada es una adaptación de otras novelas. ¿Las habías visto?
Mi abuela seguía Topacio en Argentina en los 80, cuando yo tenía unos 8 años. Recordaba escenas, pero no la historia ni mi personaje. Tampoco me gusta ver lo que han hecho otros sobre lo que voy a interpretar para no estar predispuesto. Prefiero utilizar mi intuición.
¿Cómo has vivido ser un médico?
No lo había hecho nunca y es un gran desafío, sobre todo por el lenguaje tan particular que usan. Yo no soy muy fan de esa profesión, me siento ajeno, a pesar de tener un hermano neurólogo.
¿Sufriste en alguna escena?
La operación de Marina fue impactante. Estar con esas herramientas en las manos y sufriendo por Claudia que tenía su ojo totalmente abierto con un aparato, fue muy fuerte. Fueron secuencias delicadas que recuerdo con mucho cariño.
¿Crees que ahora las telenovelas son más realistas?
La televisión está cambiando, los personajes son más terrenales y el tono actoral más natural. El público sigue muy casado con el melodrama y la lucha del bien y el mar por el amor, pero las historias se hacen más creíbles.
Trabajaste en El Señor de los Cielos, ¿qué tal la experiencia?
Fue un bonito proyecto, pero me conformo con haber estado solamente una temporada. Creo que se abusa un poco del tema y al final esos personajes siniestros acaban enaltecidos.
¿Qué tipo de proyectos te atraen?
Busco directores que sean realistas. Pero disfruto principalmente con el teatro, al que le tengo mucho amor. Siempre intento volver al escenario después de estar en televisión.
¿Qué preparas ahora?
Voy a trabajar en una serie de corte infantil, que aún no tiene nombre. Va a ser un reto y un gran ejercicio actoral para mí, porque es un género que nunca he explorado ni en el teatro ni en la televisión.
¿Cómo llegaste a México desde tu Argentina natal?
Estaba estudiando y haciendo teatro en Buenos Aires con un amigo que tenía unos primos allí y que nos hablaban de las muchas oportunidades que había para nosotros. Nos fuimos a probar unos meses, pero yo ya me quedé. Tenía 22 años.
¿Has vuelto alguna vez?
En 2006 estuve diez meses porque sentía que se me había quedado la piedra en el zapato. Pero me di cuenta de que iba a tener que pelear mucho para salir adelante, mientras en México las cosas ya me iban bien. Así que regresé. Echo de menos Argentina, pero me siento más mexicano y ya me nacionalicé.
¿Cómo es tu vida allí?
Vivo solo desde hace tres años, después de haber estado casado durante doce. Tengo un hermano mayor que también trabaja aquí y dos sobrinas, de 6 y 8 años, divinas. Soy muy casero y me gusta estar con los míos.
¿Te apetece volver a tener pareja?
Llevo algo más de un año con María, pero me he acostumbrado a vivir solo y creo que cada día me va a costar más volver a convivir. Cuando se fracasa en una relación importante, quedan miedos e inseguridades, aunque en mi caso todo terminó bien.
¿Quieres tener hijos?
Sí, ya veremos más adelante.
