Flavio cumple sus amenazas y secuestra a Ariel y al pequeño Miguelito para presionar a Karen y que regrese con él. “Deja a mi familia libre. Haré lo que quieras”, solloza desesperada. Cuando están a punto de marcharse, aparece la policía y mata con certeros disparos a Maccari y sus cómplices.

Tras saber por boca de Gisela y Jaime que Camilo no es el padre de Valentina, Adrián busca a Paulina y le exige hacer unas pruebas de ADN. “No va a ser necesario. Es tu hija”, admite ella. Cegado por la rabia de haber estado cinco años sin la pequeña, Olmedo anuncia que peleará por su custodia y se la llevará a España: “Voy a quitártela y recuperaré el tiempo que me has robado”.

Nuria comienza a desconfiar de Leonel y pide a Gonzalo que contrate a un detective para salir de dudas. “Si me está engañando, lo va a pagar muy caro”, asegura.

Paulina vuelve a verse con Adrián y en un alarde de sinceridad revela que canceló su boda porque Julieta la chantajeó con meter a Gonzalo en la cárcel. Además, por el bien de Valentina, acercan posturas y acuerdan registrarla con el apellido Olmedo y que se quede en Puerto Esperanza bajo la custodia de ella.
Horas más tarde y con el mar de fondo, el empresario conoce a su hija y sin poder contener las lágrimas de felicidad, le declara su amor: “Eres lo más importante de mi vida. Por eso, voy a mudarme aquí para estar contigo”.

Inés también recibe buenas noticias ya que Gonzalo va a firmar los papeles del divorcio y por fin podrá casarse con Gastón.

Ansiosa por salir del centro psiquiátrico y obtener su libertad, Julieta espera la llegada de su hermano sin saber que este ha cambiado de planes ante la aparición de Valentina: “Te quiero lejos de mi hija. No voy a exponerla a que la lastimes al igual que hiciste conmigo y con Paulina”.

Mónica está decidida a ingresar a René en una escuela militar y él se escapa de casa. En busca de dinero fácil, se cuela en el taller mecánico de Benny y roba los billetes de la caja, por lo que este le propina una brutal paliza.

Por su parte, Débora y Leonel celebran con una apasionada velada que sus planes para hacerse ricos están saliendo a la perfección. No cuentan con que Gonzalo y Nuria sospechan de su idilio y los han seguido hasta el hotel. “No volverás a poner un pie en casa de mi hija. Los quiero fuera de mi vida”, grita Murat.