Blanca publica en los periódicos un anuncio para localizar a la hija de Marina Lozano, sin ocultar que es la heredera de la fortuna Salvatierra. El llamamiento hace que la mansión se llene de mujeres que aseguran ser ella.

Mientras, Juan Andrés y Beatriz disfrutan de su amor en una cabaña. Enterada y loca de celos, Vanesa provoca un incendio que, afortunadamente, los bomberos sofocan antes de que ocurra una tragedia.

Por su parte, Marcelo intenta convencer a Federica de que no está enamorado de Beatriz pero que le regaló una esmeralda para que retirara la denuncia contra la fábrica de celulosa:“Tenía que camelármela o nos hundía”.

Federica y Vanessa idean un plan para hacer pasar a la segunda por la heredera perdida: “Todo el mundo sabe que eres adoptada. Prepararemos tus antecedentes para que parezcas la persona que buscan”.

Fernanda compra unas joyas y su madre le exige que se las dé: “Me las merezco por haberme sacrificado tanto en la fábrica”. Entre ellas comienza una pelea y Federica termina por abofetear a su hija.

En ese momento llega Hortensia con un ataque de nervios, agarra las cenizas de César Augusto y grita que ella mató a Marina Lozano y vive atormentada. Silvestre avisa a la policía y la mujer acaba recluida en un centro psiquiátrico. El mayordomo ve en ese momento el collar que luce Beatriz en el cuello y se pregunta por qué lo tiene ella si era de su señor: “¿Cómo ha llegado a sus manos? Era para su hija perdida”.

Por su parte, Marcelo estalla de celos por la relación de su hermano y la joven ecologista y, tras discutir con el primero, se declara a gritos a la joven y la besa a la fuerza.

Vanesa insiste al abogado que ella es la heredera que buscan. El hombre accede a entrevistarla y a que le cuente todos los detalles, pero porque sospecha que es una trampa y pretende desenmascararla: “¿Por qué nunca me comentaste que eras huérfana? Me resulta extraño habiendo sido novios tanto tiempo”. Ella, astuta, explica que su pasado le duele tanto que no podía hablar.