Preocupada por la tristeza en la que se ha sumido Milagros, Victoria pide a Miguel que interceda ante Julián para que perdone a su hermana. El joven no solo lo convence de esto sino que además anima al capataz a unirse a la causa.

Poco después, la marquesa mantiene un nuevo encuentro con Lorenza y le pone al corriente de lo ocurrido con su familia durante el tiempo que estuvo fuera. Especialmente difícil será el momento en que le cuente que Rosita fue asesinada por Jaime López con la complicidad del resto de los hacendados. Ana, por su parte y bajo la protección y el amor de Felipe Restrepo, confiesa que su marido fue uno de los asesinos.

Tras descubrir el lado más oscuro de su padre, Isabel decide marcharse lejos, pero antes se enfrenta a él: “¡Eres un asesino!”. Nicolás, sin embargo, no está dispuesto a que su hija hable más de la cuenta y la encierra en su habitación. Luego, ayudado por doña Adela, trama un plan para hacer creer a la adolescente que está enloqueciendo y ha heredado la enfermedad que mató a su madre.

Al cabo de los días, Trinidad encuentra a la joven y esta le pide ayuda para escapar a lo que él accede. Lo que no imagina Isabel es que el esclavo planea matarla para saciar su sed de venganza contra Parreño. Por suerte, Miguel ha seguido sus pasos y llega a tiempo de evitar la tragedia. Una vez que ha rescatado a su hermana y consciente de que ese no es un lugar seguro para ella, el joven la lleva a la posada Pimentel y se la encomienda a Jesús y a Gabriel.

Mientras tanto, Morales, que ha perdido por completo la razón, se presenta en El Edén para terminar lo que dejó inconcluso años atrás. Después de matar a varios vigilantes y herir gravemente a Julián, se dirige a la casa y también hiere a Nicolás antes de incendiar la vivienda. Finalmente, el hombre se prende fuego no sin antes contar a Victoria toda la verdad de lo que pasó en el incendio en que murieron sus padres.

Cuando Miguel regresa se entera por Tomás de lo ocurrido y también de que el amo se debate entre la vida y la muerte. Remedios, por su parte, llora al conocer lo sucedido con Trinidad.

Tampoco Bume consigue superar su pesar. Incapaz de seguir soportando el duro trabajo de la plantación y los continuos castigos a los que la someten, llega a la conclusión de que la única manera de alcanzar la libertad es a través de la muerte y se quita la vida lanzándose al río.