Por casualidad, Fernanda ve a Camila tirada en un terraplén y consigue convencerla de volver a casa. Entre lágrimas y con un emotivo abrazo se reencuentra con Hernán. “Mi amor, perdóname”, repite él sin parar. Más tarde, se asea, se somete a un cambio de imagen y vuelve a ser la joven tierna y distinguida de antaño. “Estoy feliz de disfrutar de vuestra compañía. Aprendí a valoraros y siento mucho el daño que os he hecho”, afirma en una reunión con amigos y familiares.

Llega el gran día y Amelia camina pletórica hacia el altar ante la atenta mirada de Pedro. Cuando el cura pregunta si alguien tiene un impedimento, Mariana irrumpe vestida de blanco, pero Hernán la detiene y la pareja se da el “sí, quiero” entre los aplausos de los asistentes. Fernanda celebra que su amor haya superado todos los obstáculos y anuncia que en unos días ella también será una mujer casada.

Esa noche, el matrimonio se entrega por primera vez a la pasión. “Ha sido mágico. Estoy orgullosa de ser la señora de Pérez y quiero que todo el mundo vea nuestro amor”, dice ella.

Teo se reúne con Isabela para escoger modelo para una de sus campañas publicitarias y La Malquerida decide apuntarse a la prueba. Sin embargo, de León la desprecia nada más verla y el empresario debe intervenir: “Si no le das el trabajo, nuestra relación de negocios se termina aquí”.

Entre tanto, Ignacio se arma de valor y declara su amor a Marissa: “Has vencido todos los obstáculos de la vida como solo sabe hacerlo una gran mujer. Siempre te he amado y ahora que no hay nadie en tu vida quiero que me des la oportunidad de ganarme tu corazón”. Sin dudar, Gómez-Ruiz acepta y le regala un tierno beso.

Cansado de desprecios y agresiones, Luis provoca un incendio en la prisión y logra escapar. Horas más tarde, encuentran un cuerpo calcinado y las autoridades creen que es el del abogado y no el de Apolinar como insiste Ordóñez. Al recibir la noticia, Fernanda se derrumba y decide reclamar su cadáver para evitar que sea enterrado en una fosa común. “No le tenía cariño, pero no merecía ese final”, lamenta.

La Malquerida es elegida por Teo para realizar la campaña publicitaria e Isabela explota: “¡Eres una ordinaria!”. El empresario presencia la escena y reprende a la joven por sus modales.

Ahora que ha recuperado a su hija, Hernán se muestra dispuesto a enmendar sus errores y decide abandonar la hacienda. “No voy a mendigar más tu amor. Sé que te casaste conmigo por interés”, dice ella sin poder contener el llanto.

Al enterarse de que su anuncio se verá en cine y televisión, La Malquerida trata de romper sin éxito el contrato e incluso deja plantado a Marco en un restaurante. Más tarde, se ve obligada a confesar a Maribel el motivo de su inquietud: “Tenías razón. Me fugué de la cárcel y temo que la policía me encuentre”.

Lejos de allí, Fernanda sueña con Luis sin saber que este se ha colado en su cuarto para llevarse a Pedrito. A la mañana siguiente se levanta ilusionada pues por fin va a unir su vida a la de Carlos, pero todo se trunca al darse cuenta de que la cuna de su pequeño está vacía.