Fernanda se arma de valor y confiesa a Pedro que está esperando un hijo de Carlos. “Yo me haré cargo de él hasta que salgas de la cárcel y te prometo que voy a quererlo tanto como a ti”, afirma comprensivo él. A miles de kilómetros, Gómez-Ruiz entristece cuando el licenciado Ordóñez le comunica que su amada viajó a España y se pregunta qué pasó con los sueños que tenían.

Pasados unos meses, Pérez da a luz a un varón al que llama Pedro Fernando y se despide entre lágrimas de él. “No lo traigas a las visitas. Quiero que esté alejado de este lugar”, pide a su padre.

Felipe llega a prisión con buenas noticias para Fernanda: “Eres una mujer libre. El juez valoró tu buen comportamiento y ganamos el recurso de amparo”. La joven se despide de sus compañeras y llega a su casa sin poder contener los gritos de la emoción. “¡Es hora de comenzar una nueva vida! Quiero montar una floristería”, asegura mientras coge a Pedrito en brazos y abraza a su padre.

Sorprendentemente Marissa despierta del coma sin ninguna lesión y los médicos permiten que vuelva a su casa de México. Luis se inquieta al enterarse ya que teme que el desfalco que ha hecho en el banco con ayuda de Solórzano sea descubierto.

La felicidad de Carlos por la recuperación de su madre se enturbia cuando Fernanda y Farías acuden con Pedrito al hospital porque está enfermo. Él da por hecho que la pareja se casó y tuvo un hijo, y la joven Pérez no se atreve a sacarle de su error.

En el banco, Marissa reprocha a Luis que se haya hecho con la presidencia de una manera poco clara y él se muestra ofendido. Solórzano advierte a su amigo que no pueden permitir que Carlos lo sustituya o quedará al descubierto su fraude.

Desde su matrimonio, Lucero vive un infierno ya que Diego no la deja salir y la mantiene encerrada en casa. “¡Qué gran error cometí! Destruí mi vida y lo peor es que no tengo a quien pedir ayuda…”, piensa ella sollozando.

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