Justo en el momento en que Lilian se lamenta por la muerte de Gutiérrez, Marta se cruza con ella e incapaz de contener su odio le recrimina que en el pasado ordenara que deportaran a su familia. “De nada te sirvieron tus actos, Brian me amaba y dio su vida para salvarme”, declara burlona la mujer antes de propinarle una bofetada. Bobby contempla la escena y asustado pide a su padre que tome medidas. “Quiero que le ofrezcas una disculpa o me veré obligado a pedirte que te vayas del viñedo”, asegura David a su empleada.

Carito reprocha a Perla que Juan enviara a dos sicarios para que la mataran y se muestra decidida a declarar ante la policía para hacer justicia por la muerte del policía. A pesar de defender la inocencia de su marido, Vidal se inquieta y le pide que huyan del país antes de que los detengan.

Marta se niega a perder su dignidad pidiendo perdón a Lilian y prefiere abandonar el viñedo. Susan, César y Tano tratan en vano de que David recapacite y Miguel, al enterarse, ofrece trabaja a Estrada en Santa Bárbara.

Al salir de comisaría, Carito visita a David y le confiesa que Téllez es el dueño del negocio de tráfico de inmigrantes y el culpable de contaminar su vino. Fuera de sí, Robles sale corriendo a casa del abogado para hacerle pagar por todas sus fechorías, pero para ese entonces el pérfido hombre ya está muy lejos. Miguel también quiere hacer justicia y Adolfo por fin decide denunciar la muerte de Erika.

Mientras que Susan y Ramón no dan abasto para sacar adelante el trabajo y los pedidos tras la marcha de Luciana, en Santa Bárbara Lilian exige a Adolfo que despida a Marta. “No voy a hacerlo, no tengo motivos. Es una buena mujer y algún día te darás cuenta que para ser feliz no necesitas destruir la vida de otras personas”, responde el empresario.

Juan se pone en contacto con Robles y lo amenaza con hacer daño a su familia, pero él lejos de amedrentarse le asegura que va a hacer justicia y le arrebatará todas sus tierras. Lo mismo hace con Graciela y Lilian para evitar que lo traicionen. “No os metáis conmigo porque tengo las pruebas para hundiros delante de David”, advierte el pérfido Téllez.

Tano visita a Miguel y le agradece que se haya llevado a Luciana a trabajar con él para que así no sufra con los preparativos de la boda de David. En un arrebato de sinceridad, Díaz confiesa a su amigo que aún no ha podido olvidar a la enóloga y no renuncia a la idea de recuperarla.

Juan se desespera al saber que sus tierras fueron incautadas y sus cuentas congeladas por lo que decide amenazar a Graciela: “Quiero un millón de dólares a cambio de no decirle a David que asesinaste a Lisa”. Obligada por las circunstancias, ella accede pues no quiere que nada arruine su gran boda y Lilian desconfía de su actitud.

Pasadas unas horas se cita con Téllez en su apartamento y se lleva una sorpresa al ver que es Perla quien la recibe. Palacios se desquicia al creer que le han tendido una trampa para chantajearla de nuevo y no duda en sacar una pistola del bolso. Cuando Juan llega, encuentra a su amada en la cama sobre un charco de sangre y con lágrimas en los ojos promete vengarse: “¡Maldita, vas a pagar por lo que hiciste!”.

Ajenos a esto, Miguel sale a comer con Luciana y le pide que le dé una oportunidad para demostrar que él es el hombre que puede hacerla feliz. Ella se muestra reacia ya que no quiere perder su amistad y le pide un tiempo.