Graciela regresa muy nerviosa después de terminar con la vida de Perla y se encierra en su cuarto. David se preocupa y Lilian, temiendo que pueda cancelar la boda, trata de tranquilizar a su hija sin éxito. “Es tu culpa. Tus presiones y exigencias son las que me llevaron a hacer todo. Para ti siempre fue mejor mi hermana Lisa”, manifiesta la joven con lágrimas en los ojos y totalmente fuera de sí.

A la mañana siguiente, en el viñedos Los Ángeles reciben la noticia de la muerte de Vidal y las reacciones no se hacen esperar. David se ofrece a ir a reconocer el cuerpo y pide a su familia que tenga precaución ya que la desesperación de Juan puede provocar una nueva tragedia, mientras que Carito se siente culpable e incapaz de soportar el dolor de perder a su amiga y se desmaya. Palacios es la única que se muestra contenta ya que la policía considera a Téllez culpable de lo sucedido y ha emitido una orden de captura en su contra.

Cerca de allí, en Santa Bárbara, Adolfo cierra un acuerdo para la venta del vino Fronteras y celebra que se vaya a cumplir el sueño de Erika. Más tarde, agradece a Miguel por su trabajo y lo anima a que rehaga su vida: “Nada me haría más feliz que estuvieras con Luciana. Sé que la amas”.

Cuando Graciela comienza a recuperar la tranquilidad recibe un mensaje de Juan con un vídeo que muestra el momento en el que disparó a Perla. Muy alterada, lo llama y trata de defenderse diciendo que Vidal la provocó, pero el hombre se mantiene firme: “Me quitaste lo único que tenía y voy a destruirte. Ahora pagarás no solo por mi silencio, también por tu libertad. Quiero el doble de dinero de lo que te pedí”.

Obligada por las circunstancias, Palacios acude a la pensión en la que se esconde Téllez y le entrega un millón de dólares. “Quiero el otro antes de tu boda o la grabación llegará a David, los niños, Lilian y, por supuesto, a la policía”, le advierte antes de echarla de malas maneras.

Ajeno a esto, Robles se encuentra con Luciana y una vez más justifica que lo mejor para la estabilidad de sus hijos es casarse con Graciela. Dolida, ella le reprocha que no sea capaz de luchar por lo que ama y toma una drástica decisión. “Ayúdame a olvidar a David”, pide a Miguel.

De vuelta al viñedo, el empresario visita a su prometida y, al ver que sigue muy alterada, le sugiere posponer su enlace, pero ella se niega. César aprovecha la situación para convencer a su amigo de que está a tiempo de evitar un gran error: “No te cases. Tus hijos algún día se irán y estarás atado a una mujer que no amas”.

Con ayuda de Tano y Carito, León prepara una romántica sorpresa a Sonia. Con la excusa de hablar del prólogo de su novela, la lleva a las bodegas y allí le enseña una hoja con un corazón pintado y una propuesta de matrimonio. Ella acepta emocionada.