Para que sus planes lleguen a buen puerto, Graciela obliga a Lilian a dejar de lado su orgullo y tener una relación cordial con Marta. “No puedo ser hipócrita, la odio. Primero me quitó el amor de mi marido y ahora el de Gutiérrez”, se queja Palacios en vano. Horas después, se disculpa con Estrada por sus continuos desprecios y su hija también aprovecha para acercarse a Luciana y Miguel. “Sé lo importantes que sois para David y me gustaría que me aceptarais como una más de la familia”, miente.

Mark se niega a darle el divorcio a Susan y para colmo de males quiere denunciar a Tano por amenazarlo. “Por eso lo trato con indiferencia”, se desahoga la enóloga con su amiga Luciana.

Movido por la ambición, Juan planea pasar inmigrantes ilegales con la promesa de conseguirles trabajo a cambio de una generosa suma de dinero. Cuando acude a Perla para que sea su aliada en este negocio, ella se niega: “No pienso cometer un delito”.

Luciana comparte cada vez más tiempo con Miguel, que en un arrebato la besa. David los pilla y no puede ocultar sus celos: “Tenemos mucho trabajo y no deberíais distraeros con otras cosas”. Una vez a solas, Muñoz dice a su amigo que esa situación no puede volver a repetirse.

Pasados unos días, llega la presentación del vino y Palacios con maldad cambia la lista de invitados para que Luciana y Miguel no puedan entrar. Sin embargo, Robles se da cuenta de que no están y subsana el error de inmediato. “Todo esto fue obra de Graciela. No quería que nadie le robara la atención”, dice la enóloga ofendida antes de irse.

Por casualidad, Marta se entera de que Gutiérrez fue policía fronterizo y queda muy sorprendida. “Eso fue hace muchos años y renuncié porque no me gustaba”, se justifica temeroso de que la mujer descubra que fue él quien deportó a su marido.

David reconoce ante César que no puede dejar de pensar en Luciana y se muere de celos cada vez que la ve con Díaz. Por eso, cuando su amigo le pide unos días de descanso para irse de viaje con la enóloga no se los concede alegando que hay mucho trabajo. “Fuiste tú quien me pidió que le diera una oportunidad y ahora que lo hago te molesta”, le recrimina Muñoz.

Tampoco Tano puede sacarse de la cabeza a Susan y le asegura que aunque estén separados puede contar con él para lo que necesite. Más tarde, se sincera con Miguel: “Sigo amándola y no pierdo la esperanza de que me vuelva a dar otra oportunidad”.

Convencida de que el cambio de actitud de Graciela es una farsa, Luciana decide enfrentarla: “Sé que fuiste tú quien impidió mi entrada en la presentación del vino y no lo hiciste solo por fastidiarme sino porque te mueres por estar con David”. Y no se equivoca, ya que la joven muestra toda su maldad y le advierte que no interfiera en sus planes: “Es verdad que me interesa como hombre y tarde o temprano va a ser mío. ¡Aléjate de él!”.

Sin embargo, la enóloga no se deja intimidar y no duda en contarle a Robles el encuentro que tuvo con su cuñada. “Jamás me fijaría en ella”, asevera tajante él. Cansado de problemas, el dueño de los viñedos Los Ángeles decide olvidar a Luciana y dedicarse de lleno a sus hijos y su trabajo.