A pesar de ser considerado como uno de los actores más atractivos de la televisión mexicana, Gabriel Soto asegura que una de las cosas que menos le ha importado desde que comenzó su carrera es tener una cara bonita y afirma que es un hombre lleno de defectos.

El actor de Un refugio para el amor, Yo no creo en los hombres o Antes muerta que Lichita afirma que la mayoría de las veces cuando se despierta no le gusta lo que ve reflejado en el espejo y busca la manera de remediar el asunto y admite que aunque se preocupa por mantener una buena figura, esto no es lo primordial en su vida.

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“Cuando me veo en el espejo lo menos que pienso es "qué bello soy”, no tengo complejos de guapo y mi primera reacción es que estoy muy desmejorado, a ver si se me quitan las ojeras, las arruguitas y las pronunciadas entradas en la frente, definitivamente uno siempre se ve mal", dijo el actor de Vino el amor. ¿Vosotros pensáis lo mismo? Seguro que no.

Para finalizar, Gabriel se ha definido a sí mismo como “un hombre lleno de defectos físicos y de personalidad” y asegura que una de sus principales actividades diarias, además de pasar tiempo con su esposa y sus dos hijas, consiste en alimentar su alma y espíritu a través de ejercicios de meditación.